EL consejero de Interior, Rodolfo Ares, mantiene un tenso debate con los sindicatos de la Ertzaintza en torno a la necesidad de ampliar el número de efectivos de la Policía Vasca -7.740 ertzainas en la actualidad- más allá de los ocho mil agentes pese a la carencia de efectivos también porque no se ha cumplimentado la ampliación hasta esa cifra, acordada el 20 de setiembre de 2004 entre los entonces consejero de Interior, Javier Balza, y ministro de Interior, José Antonio Alonso, y rubricada el 11 de noviembre de ese año con el compromiso de incorporar 500 agentes más antes del 31 de junio de 2005, es decir, hace más de cinco años. Ares, en un primer momento, se defendió de las críticas por el incumplimiento achacando el mismo a gobiernos anteriores pese a ser consciente de que las dificultades para las sucesivas ampliaciones desde las dos primeras promociones (603 ertzainas en 1982 y 391 en 1983) han surgido de los representantes estatales en la Junta de Seguridad, organismo paritario en el que se deben acordar las mismas, y especialmente en los últimos 20 años una vez superada la cifra de tres mil agentes en 1991 y a pesar de que el Acuerdo sobre el Despliegue y la Estructura Orgánica de la Policía Autónoma Vasca, rubricado el 29 de agosto de 1990, ya especificaba un contingente de entre 6.500 y 7.000 agentes que se tardó una década en completar. Ahora, el consejero de Interior, basa su resistencia a la ampliación dando a entender que ésta es innecesaria por cuanto el ratio de policías por habitante (70 por cada diez mil ciudadanos contando policías locales y sin los agentes de Guardia Civil y Policía Nacional en Euskadi) es superior al de la media del Estado (45) y de la UE (35) al tiempo que el número de delitos (43 por mil habitantes) es inferior a la media estatal (50) y europea (70) -lo que obviamente podría estar relacionado- pero elude señalar que la mitad de esos quince mil agentes de la CAV son policías locales sin todas las atribuciones y que, además, el número de miembros de las FSE en la CAV, que no incluye, es desde hace dos décadas -y en virtud de las reticencias a reconocer a la Ertzaintza su carácter integral- superior a los cuatro mil pese a que Guardia Civil y Policía Nacional no tienen, en virtud del art. 17 del Estatuto, competencia en seguridad ciudadana, la labor policial que exige mayor número de efectivos y a la que curiosamente más afecta la reestructuración del Departamento que realiza el propio Ares. O que la elevada edad media y el adelanto de la jubilación a los 60 años hará que las bajas anuales en la Er-tzaintza se eleven a 400 desde 2019. O que los er-tzainas realizaron en 2009 más de medio millón de horas extras, una media de 65 por agente. En el fondo, lo que pretende Ares es ocultar que, como consejero de Interior, no defiende las necesidades de su Departamento -y por tanto la seguridad de la sociedad vasca- sino que responde a las directrices políticas del Gobierno del Estado.