LOS viajes oficiales de los responsables institucionales no son, o al menos no deberían ser, viajes de placer, en el sentido lúdico de la expresión. Pueden ser viajes placenteros por los lugares que se visitan, por las personas con las que se reúnen y por los acuerdos que se logran, pero, ante todo, tienen que ser viajes de trabajo. Cuando dos políticos realizan un viaje oficial similar, a la misma zona, con el mismo motivo y en las mismas fechas, ese viaje se convierte en una inmejorable vara de medir las aptitudes y las actitudes de uno y otro. El actual inquilino de Ajuria Enea, Patxi López, y el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, han tenido la oportunidad de medir sus formas de entender y practicar la política en su visita al estado norteamericano de Idaho, con motivo del Jaialdi de Boise. No es la primera vez que lo hacen, ya que la actividad del día a día de uno y otro al frente de sus respectivas instituciones ya ha dado sobradas muestras de que sus capacidades de liderazgo y de trabajo tienen poco que ver; pero cuando los ojos que analizan ese contraste son ajenos a la dinámica habitual en Euskadi, como ha ocurrido en Estados Unidos, el resultado es aún más llamativo. Patxi López ha basado todo su viaje en su verdadera especialidad: la foto y las palabras. José Luis Bilbao ha establecido las bases para un acuerdo estable de colaboración entre la Diputación Foral de Bizkaia y el estado de Idaho en materias de comercio, inversión, energía y medio ambiente. Ha habido también fotos del diputado general, pero apoyadas en lo que debe dar sentido a un viaje de estas características, que no puede quedar relegado a un mero ejercicio de folclorismo. Bilbao lo resumía en una frase: "Es un honor construir el primer acuerdo de hermanamiento entre Bizkaia e Idaho, porque deseamos fortalecer nuestros lazos y promover el intercambio comercial, cultural, tecnológico y de innovación". Un interés que comparte con él el gobernador de Idaho, Butch Otter. La reunión de trabajo mantenida por el director de Comercio de aquel Estado, Donald A. Pietrich, y por los diputados forales Josu Madariaga y Josune Ariztondo, es la muestra de cómo se pueden combinar los dos objetivos de un viaje oficial: la profundización de las relaciones con los vascos y descendientes de vascos que viven en otros países, y el trabajo para que ambas comunidades, la de allí y la de aquí, se beneficien de estos contactos. López, en cambio, aprovechó su salida a Estados Unidos para lanzar dardos en clave doméstica, como si no pudiera desprenderse por un momento de su condición de secretario general de los socialistas vascos, en eterna campaña de desgaste de los nacionalistas vascos, y en especial de José Luis Bilbao, en tanto cabeza de la Diputación vizcaina, y fuera incapaz de revestirse del rango institucional que le otorga su actual posición.