Sueños vivos
Quienes hicimos nuestros los sueños del lehendakari Ibarretxe hemos leído con cierta nostalgia su emotiva carta de despedida a Saramago. Retengo un par de párrafos muy sugestivos al permitirnos una doble lectura. Uno sería el que nos muestra su admiración por un personaje capaz de imaginar un hogar diferente, más justo, más solidario, más humano, más libre, más crítico con sigo mismo, etc., para todos y cada uno de nosotros. En el otro nos habla de su pena por no poder escribirle nuevamente, ni anhelar sus respuestas, ni conocer sus postreros pensamientos, ni compartir sus desafíos, ni estar en sus barricadas, etc..
¿Y cuál es la posible doble lectura? El poder vislumbrar, entre líneas, unos sueños aún vivos en relación con la Euskadi diferente planteada en la propuesta de nuevo Estatuto Político. Conservo uno de los cien mil ejemplares editados en noviembre de 2003. Un magnífico trabajo con su preámbulo, sus seis títulos, sus cincuenta y cuatro artículos, más las disposiciones transitorias y final.
De vez en cuando le echo un vistazo y así mantengo vivo el sueño de ver formalizado un nuevo pacto político para la convivencia. Un pacto que pueda materializarse, un buen día, en un nuevo modelo de relación entre Euskadi y el Estado español, basado en la libre asociación y compatible con las posibilidades de desarrollo de un estado compuesto, plurinacional y asimétrico.
Desde mi orfandad política tras la retirada de Juanjo hacia puestos de retaguardia, sí que tengo un motivo de alegría. Puedo escribirle nuevamente, anhelar sus respuestas, conocer sus pensamientos al día de hoy, compartir sus desafíos, estar en sus barricadas, etc. Seguro que, a su manera, sigue luchando por convertir a Euskadi en ese hogar más justo, más solidario, más humano, más libre, más crítico consigo mismo, etc., en el que quepamos todos los vascos.