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Lehendakari Aguirre, ejemplo y modelo

El Gobierno vasco concedió ayer su máxima distinción, la Cruz del Árbol de Gernika, a quienes formaron el primer Ejecutivo de Euskadi, un conglomerado plural que defendió aun en plena guerra la nación vasca y su identidad

EL Gobierno vasco concedió ayer en un acto solemne -pese a los imperdonables errores de protocolo e incluso de cultura del país que debieran sonrojar a sus organizadores- la Cruz del Árbol de Gernika, máxima distinción institucional de Euskadi, a los descendientes del lehendakari José Antonio Aguirre. Asimismo, y a petición de la propia familia, el reconocimiento se extendió a todos los consejeros que, en momentos tan terribles, estuvieron al lado de Aguirre en defensa de la democracia, de la libertad de Euskadi y de la legalidad emanada de la República. Un homenaje sin duda merecido para quien fue el primer lehendakari de la historia y un personaje clave, fundamental, en la historia de nuestro pueblo y en la lucha de los vascos por su identidad, su libertad y su autogobierno aun en plena y desigual guerra contra los sublevados que pretendían por las armas acabar con la legalidad emanada de las urnas. Al acto, celebrado en Lehendakaritza, acudieron familiares de los galardonados, todos los lehendakaris vivos excepto José Antonio Ardanza, aún convaleciente tras el infarto sufrido hace unos días, consejeros de anteriores gobiernos y también del actual, representantes institucionales así como responsables del PNV, EA, EB, PSE y PP. Se trata de un hecho resaltable, porque hay que tener en cuenta que los socialistas y los populares no han tenido hasta ahora -es decir, hasta que no han ostentado responsabilidades de gobierno- la misma deferencia de acudir a actos institucionales de igual significación y solemnidad, como por ejemplo al 70 aniversario del primer Gobierno vasco o al centenario del nacimiento del propio Aguirre. Con todo, el acto de ayer sirvió para reivindicar la figura de José Antonio Aguirre, sin la cual no puede entenderse la historia reciente de Euskadi. Es por ello lógico que Patxi López ensalzase en su discurso el "ejemplo histórico" que supuso el lehendakari y todo su gobierno, compuesto por nacionalistas, socialistas, comunistas y republicanos unidos en un afán común. Lo que choca más es que quien se reivindica sucesor de aquel lehendakari pero gobierna pese a haber perdido las elecciones merced a un pacto con el PP y pone en marcha todas sus baterías para eliminar todo rastro de lo logrado por los ejecutivos anteriores y de la identidad propia de Euskadi en nombre de la normalidad -e incluso hizo gala de su desprecio hacia la fórmula de juramento tradicional utilizada por Aguirre-, hable ahora de "la colaboración colectiva de todas las ideologías y el esfuerzo conjunto en defensa del país" a los que, de facto, se ha negado. Nadie le puede pedir a López que sea como Aguirre. Ni siquiera que lo imite. Pero no cabe duda de que el lehendakari fue, es y será un ejemplo y un modelo a seguir para miles de vascos en la defensa de la nación vasca.