Síguenos en redes sociales:

¿Diálogo o monólogo?

El famoso "decálogo" que López ha remitido al PNV con los temas para alcanzar acuerdos de futuro es "palabra por palabra" la propuesta que el lehendakari le trasladó a Urkullu y no contempla ni uno solo de los planteamientos jeltzales

EL Gobierno de Patxi López mantiene a rajatabla su estrategia de comunicación pese a las evidencias y a las advertencias de que no puede gobernarse mirando casi en exclusiva a los medios, sobre todo, a la poblada prensa que tiene por amiga. El pasado 29 de enero tuvo lugar la esperada entrevista entre López y el presidente del EBB y, en cuanto que tal, representante del partido más votado en Euskadi en las elecciones del 1 de marzo, Iñigo Urkullu. Los hechos objetivos son que ambos dirigentes entrecruzaron sendas propuestas con temas a debatir para tratar de alcanzar acuerdos sobre temas fundamentales para el futuro de la sociedad vasca, sobre todo, los derivados de las medidas necesarias para hacer frente a la dura crisis económica. López no supo o no pudo concretar más y ni siquiera trasladó un método de trabajo ni una agenda para tratar estos asuntos, de vital importancia. Es más, antes de que el supuesto decálogo de temas que compondrían el guión de los puntos sobre los que discutir llegase a sus interlocutores, el gabinete de López se encargó de filtrarlo, una vez más, a la prensa amiga. Un desaire evidente, una torpeza impropia de un Gobierno serio. Pero es que ayer Iñigo Urkullu denunció de forma clara que ese guión que llegó por correo a la sede de Sabin Etxea es "palabra por palabra" el decálogo que López le presentó en aquella reunión en Ajuria Enea. Es decir, que no contempla ni uno solo de los planteamientos que el líder del PNV trasladó al lehendakari el 29 de enero. Curiosamente, en esta ocasión el portavoz socialista José Antonio Pastor no sólo no contradijo las palabras de Urkullu sino que ofreció -casi a la misma hora- la misma versión: "El decálogo lo conocía por escrito y en primera persona el mismo día que el señor Urkullu se reunió con el lehendakari", aseguró en un intento de reproche al PNV porque aún "no ha contestado" a tan generosa "oferta". Es decir, que los dirigentes de los dos partidos más importantes se reúnen para tratar de consensuar los temas fundamentales para alcanzar grandes acuerdos de país, se intercambian para ello propuestas y resulta que el acta del encuentro que debe servir de base para el futuro es una mera fotocopia de una de las propuestas. Y eso se trata de vender como una oferta sincera de diálogo y de "mano tendida". Lo que se desprende de esta actitud -al margen ya de las formas y de los acuciantes problemas de comunicación que sufre López y que no se solventan con la visita de hasta ocho ministros en menos de un mes- es que la voluntad no es de diálogo, sino de monólogo. No se puede crear el necesario clima de confianza entre dos partes si se ningunea, se obvia y se ignora -cuando no se insulta- al interlocutor, además de a los representantes institucionales, como los diputados generales, que también tienen sus propuestas en el limbo. El diálogo nace de la voluntad.