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Preocupante

En su último comunicado ETA no sólo no despeja sus intenciones de futuro sobre el cese de su actividad armada, sino que contradice la intención expresada en Altsasu de iniciar un proceso de forma unilateral

eS evidente el carácter retórico de esa exigencia tantas veces repetida de que "el único comunicado que debe esperarse de ETA es el que anuncie su disolución". Sin confundir los deseos con la realidad, no cabe duda de que cada vez que la organización terrorista hace públicos sus planteamientos a través de los medios habituales se produce un auténtico ejercicio de interpretación por parte de opinadores, editorialistas y, por supuesto, autoridades políticas y policiales. En el comunicado que ayer se conoció, ETA se prodiga en soflamas y emplazamientos al "pueblo vasco" para que se sume a la iniciativa de la izquierda abertzale oficial para lograr "el cambio democrático" que reconozca los derechos de Euskal Herria. Hace malabarismos ETA para que el manifiesto de Altsasu sea el molde en el que quepan sus propios planteamientos, como lo hizo tras el manifiesto de Anoeta en 2005. Sólo que en Altsasu los representantes de la izquierda abertzale oficial anunciaron una iniciativa unilateral para abrir un proceso basado en los Principios Mitchel que propiciaron la solución para Irlanda del Norte, y en su comunicado ETA condiciona ese proceso al "cese de la represión" por parte del Estado sin comprometerse a ningún cese, ni siquiera temporal, de su actividad armada. Esa eliminación de la unilateralidad indica que no tiene ninguna intención de renunciar al tutelaje del pretendido proceso, y es de todos conocido cuál fue el resultado de esa tutela en ocasiones anteriores. Sin que nadie le haya autorizado para ello, ETA se atreve a emplazar a la sociedad vasca para que defienda sus derechos como si tuviera que marchar al paso de la oca cuando lo que repetidamente desea la inmensa mayoría de esa sociedad es que ETA desaparezca de una vez por todas. La llamadas a la unidad, las alabanzas a la práctica unanimidad de la izquierda abertzale oficial en este momento clave, las apelaciones a la acción política como imprescindible para la solución del conflicto no dejan de ser mensajes internos para la parroquia que culminan en una grabación en castellano de Argala que, en definitiva, viene a advertir aquello de que "el que se mueve no sale en la foto". Nada nuevo, excepto el funambulismo de pretender que lo anunciado en Altsasu sea más de lo mismo. Asimismo, resulta como mínimo inquietante comprobar que el comunicado está fechado el 31 de diciembre, lo que significa que pese al tono presuntamente más moderado y las loas a la "fortaleza de la lucha política" y a los planteamientos de Altsasu, la realidad es que con posterioridad a la redacción del texto ETA ha movido comandos y ha trasladado explosivos, lo que, de entrada, no parece muy congruente con apuestas por vías exclusivamente políticas. Demasiadas incógnitas que abonan el escepticismo.