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Pájaros y López

La vaguedad del discurso con el que desgranó las prioridades inmediatas de su Ejecutivo, especialmente ante la crisis, da continuidad a una inacción que ya ha sido valorada por los ciudadanos con un porcentaje notorio de desconfianza

LOS treinta y cuatro folios del discurso que Patxi López desgranó ante los altos cargos de su Gobierno para marcar lo que deberían ser desde ya las directrices del Ejecutivo a la hora de afrontar los principales problemas de la sociedad vasca y por tanto y especialmente el modo en que atajar la crisis económica, como él mismo había adelantado, apenas suman un compendio de vaguedades, de pájaros y flores, con las que se da continuidad a la inacción gubernamental que ya ha sido valorada recientemente por los ciudadanos con un notorio porcentaje de desconfianza que alcanza a tres de cada cuatro vascos. López apenas especificó ante los suyos actuaciones ya iniciadas y por completar (como la puesta en marcha de Lanbide, la construcción de la subsede de la ESS o la promoción de la vivienda en alquiler), inversiones ya conocidas y presupuestadas (como la Y vasca o la informatización de la educación y la sanidad) y hasta planteamientos que no son sino calcos de los de gobiernos anteriores (tales como el fomento del Eje Atlántico de transporte o la creación de un lobby vasco en el exterior). Incluso el término utilizado para definir lo indefinido, el "contrato social" entre vascos -que no parece el más apropiado para quien no cumplió su compromiso electoral de no pactar con el PP-, no es sino una mera copia textual del empleado por Iñigo Urkullu en su discurso de investidura como presidente del EBB en el Euskalduna y reflejado en el proceso Think Gaur que el PNV lleva a cabo desde 2008 como la búsqueda de un "contrato social" con la ciudadanía vasca. Es, además, un mal duplicado del compromiso que Juan José Ibarretxe desgranó ante el Parlamento Vasco en setiembre de 2002 -con la enorme diferencia de que aquél presentaba nada menos que 200 puntos y actuaciones concretas- y que posteriormente se trasladó al acuerdo que sentó las bases de la coalición PNV-EA para la legislatura anterior. La ambigüedad del discurso de López y, lo que es peor, de sus propósitos al frente del Ejecutivo, se evidencia en la falta de iniciativas en el ámbito más urgente, el de la crisis, sobre el que se limitó a aludir a la etérea idea de la economía sostenible puesta en circulación por José Luis Rodríguez Zapatero y al anuncio impreciso de nuevos programas renove y de avales y créditos a los autónomos. En definitiva, lejos de un compromiso que traslade al siglo XXI el que Jean Jacques Rousseau definió en el XVIII -y que por cierto fue libro de cabecera de la filosofía liberal clásica- Patxi López adelantó un contrato sin definir, un contrato que indefectiblemente acabará siendo de relevo por cuanto, como afirmaba el propio Rousseau, la sociedad puede cambiar los términos del convenio si así lo desea. López, en cualquier caso, sí atinó en un punto, el de la corresponsabilidad. Cualquier contrato conlleva que un mayor número de derechos implica mayores deberes y menos derechos, menos deberes.