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Desdén desde el monopolio

En las respuestas, cuatro meses después, a las preguntas parlamentarias sobre la "toma del Gorbea" por el Ejército español se constata el fondo real de lo que llaman "normalidad" y que no es sino la exacerbación de lo español en Euskadi

EL Gobierno español ha tardado más de cuatro meses en responder a sendas preguntas parlamentarias por escrito de los diputados del PNV, Joseba Beloki y Emilio Olabarria, sobre la colocación por parte de una unidad del Ejército español de una enorme bandera rojigualda en la Cruz del Gorbea el pasado 17 de junio y de los controles efectuados por la Guardia Civil en sus inmediaciones el 12 de julio respectivamente. Pero si la tardanza en las respuestas es relevante aun contando con el perceptivo periodo vacacional y proporciona una idea de la productividad administrativa del Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero, el interés que se hace patente en las además escuetas contestaciones y el propio tono en que están escritas las mismas denota sobre todo la actitud que se puede esperar del Gobierno español frente a actos que causan algo más que inquietud en la mayoría social de Euskadi al entenderlas como imposiciones desde el monopolio de la fuerza que ostenta el Ejército español en su papel, estipulado en el art. 8.1 de la Constitución de 1978, de garante de "la soberanía" y "la integridad territorial" de España. Y es que sólo desde una malentendida prepotencia de ese monopolio se puede responder con el desdén que hace evidente el Ejecutivo socialista al atribuir la marcha militar que concluyó con la colocación de la bandera española al "programa de preparación física del personal militar de la unidad" y explicar los posteriores controles con un "la Guardia Civil se ajustó a los que tenía que hacer". Sobre todo cuando el Ministerio de Defensa tampoco ha ofrecido explicación alguna tras conocerse -mediante la denuncia que publicó DEIA el 9 de julio- que la colocación de la enseña rojigualda surgió en una comida entre mandos militares del Regimiento de Infantería Ligera Garellano, una de cuyas unidades se desplegó en Gorbea, y responsables del Centro Nacional de Inteligencia en Euskadi, que su génesis era, como cabía esperar, únicamente ideológica; y que entre sus motivaciones se arguyó la frase "es ahora cuando hay que demostrarles que estamos aquí, a Patxi López le encantará". Hasta el momento, tampoco el Gobierno que preside este último se ha desmarcado de esta afirmación quizás porque, como ya apuntaran en su día miembros de los dos ejecutivos socialistas, ese tipo de acciones se enmarcan dentro de lo que han venido en considerar "la normalidad" en Euskadi, una normalidad que pasa por exacerbar la simbología española -incluyendo peticiones parlamentarias para la presencia de la selección española o de la Vuelta a España en Euskadi- y por eliminar desde la misma toma de posesión de López o como en el caso del mapa del tiempo de ETB o de los uniformes de la Er-tzaintza cualquier símbolo que responda a la realidad de la mayoría social de este país.