Los famosos efectos secundarios

Todo lo que hacemos o tomamos puede tener efectos indeseables. Eso no quiere decir que siempre ocurra, lo que sí ocurre siempre es que a alguien sí le pasará. Se han hecho estudios con voluntarios sobre leer o no leer el prospecto, antes de empezar a tomar la medicina. Los que lo leen antes de tomarla tienen muchos más efectos indeseables que los que no lo leen.

Existen también los efectos colaterales. Son aquellos propios de la medicina pero que no son el efecto principal. La aspirina, por ejemplo, quita la fiebre, el dolor, la inflamación, dificulta la formación de coágulos. Si se toman en mayor cantidad de la indicada pueden producir efectos adversos y llegar a ser peligrosas para la salud. Actualmente se someten a rigurosos controles y es difícil que una medicina llegue a ser mortal, salvo cuando un paciente la toma con fines suicidas. 

Pero todo medicamento o todo lo que comemos y bebemos puede ser mortal. Solo depende de la dosis. Si alguien se toma 6 litros de agua en una hora, es casi seguro que se muere. Desciende el nivel de sodio en sangre por debajo del límite compatible con la vida y se acabó. 

Hemos leído más de una vez que se realizan concursos de quién come o bebe más y el ganador sólo puede celebrar su triunfo con San Pedro. Hay un célebre aforismo en medicina que dice: “Todo es veneno, depende de la dosis”.

¿Y si la tomo caducada?

La fecha de caducidad está puesta de acuerdo con criterios científicos, pero influida por la industria farmacéutica. Nadie puede pensar que una medicina que caduca el 31 de marzo no sea eficaz el 7 de abril. Ese margen de seguridad se puede ampliar, sin remordimiento, a un año. Hace poco las medicinas se expedían en frascos de cristal o de plástico. Una vez abiertos, si no se consumían todas las pastillas, las restantes estaban en contacto con el aire y, muchas veces, con la luz. Aún así la caducidad era de cinco años. 

Ahora vienen envasadas en tabletas, llamadas blister, individualmente y muchas en aluminio. Cuando se toma una pastilla, no se toca para nada a las demás, están como si no se hubiera abierto la caja. La conservación es mucho mejor y su duración superior, a pesar de que la fecha de caducidad se ha reducido. ¿Qué pasa si tomo una medicina caducada? Si ha estado conservada en buenas condiciones, una de dos, o sigue tan eficaz como antes o ha perdido eficacia. Lo que no va a hacer, salvo casos excepcionales es daño alguno. 

Todos estamos al tanto de las gotas para los ojos que no se pueden utilizar más de 20 días. Pero bien cerrado el envase y a pesar de tener aire dentro, si pasado el año las necesitas, te resuelven el problema. La caducidad, tanto de medicinas como de alimentos, depende mucho de las condiciones en las que se conserve. Una lata de atún que caduca dentro de unos años, si la abrimos y la dejamos en el frigorífico un mes, conservará la fecha de caducidad, pero no se debe comer. Si la medicina no se ha guardado convenientemente ya no le podemos dar prórroga a la fecha de caducidad. 

Así que, en caso necesario, no veo inconveniente en tomar una medicina caducada. Sería algo digno de estudiar cuántas personas serían capaces de tomar un veneno caducado hace 10 años. Porque ese sí que estaría caducado. ¿Lo tomaría por considerarlo inefectivo?

Consejos para tomar la medicación Freepik

 ¿Me hará daño en el estómago? 

Los protectores de estómago se crearon para disminuir la acidez y evitar tanto gastritis como úlceras de estómago y de duodeno. Estaban destinados a personas que producían gran cantidad de ácido y había que controlar el exceso. Se acabaron, prácticamente, las úlceras y unos años después, se pensó que también podrían proteger del daño de algunos medicamentos en el estómago. 

Los medicamentos, en general, no son nocivos para el estómago y la cantidad de daño que ocasionan depende de la dosis, de la forma de tomar, de cómo va el medicamento dentro del comprimido, de la composición del medicamento, de cada persona y de la cantidad de días que se tome. Se ha llegado a tal grado de obsesión que casi todas las medicinas se toman con protector, aunque no lo necesiten. 

Las medicinas que dañan el estómago no lo hacen sólo por vía oral por su contacto con la mucosa gástrica, sino también por vía sanguínea.

Las contraindicaciones

Esta es una de las cosas que más preocupa y que más se mira en el prospecto. La mayoría son contraindicaciones relativas. Por ejemplo, “no puedo tomar Ibuprofeno si estoy en tratamiento con Sintrom”. No es exactamente así. Los antiinflamatorios potencian la acción de los anticoagulantes por lo que podemos tener un mayor riesgo de hemorragia. Eso se podría evitar bajando la dosis de Sintrom. 

“No puedo tomar corticoides porque me sube el azúcar y soy diabético”. Hay una parte de razón, pero cuando un diabético tiene una enfermedad aguda seria, tanto física como psíquica, su cuerpo produce gran cantidad de corticoides y la glucosa se dispara por encima de 400 y el enfermo no se lo explica. Ahora ya lo sabe. En este caso, aparte de combatir la enfermedad causante, habría que ajustar la dosis antidiabética. 

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Las respuestas se publicarán junto a las preguntas en las webs de los periódicos de Grupo Noticias.