El músico vizcaino Mikel Renteria y su grupo The Walk On Project Band presentará de manera oficial su último disco, Cuerdos de atar, este sábado en el marco del BBK Bilbao Music Legends, en el Bilbao Arena de Miribilla. Es un disco “de rock americano” cantado exclusivamente en castellano. “Para nosotros es un puntazo que hayan confiado en nosotros para formar parte del cartelazo del festival”, explica Renteria.

Cuerdos de atar consta de nueve canciones en castellano y “sigue la senda” de Vida, el anterior álbum de Renteria y su The Walk on Project Band, aunque “con ritmos más vivos y letras cargadas de optimismo”. El quinto álbum de los vizcainos se grabó en el primer trimestre de este año y fue mezclado y masterizado en Estudios Panpot, a los mandos de Alberto Macías.

“El proceso de grabación ha sido una delicia. Es el primer disco que disfrutamos plenamente grabando, porque refleja de manera muy transparente cómo suenan las canciones en el local de ensayo y en nuestra cabeza. El disco está lleno de primeras tomas, después de unos meses de preparación, definición y rodaje de las canciones”, según Renteria.

El repertorio del álbum, liderado por los singles Lo dimos por sentado y El coche del viento, está compuesto íntegramente por Renteria y se ofrece en castellano. Tras unos primeros trabajos en los que se hizo acompañar por colaboradores de la talla de Steve Wynn, Jason Víctor, Linda Pitmon, Mark Olson, Ariel Rot o Gari, Renteria repite grabación y conciertos, como en el anterior Vida, con su banda habitual.

La Walk On Project Band está formada por Rubén Fernández a la batería; Gorka García al bajo; Mikel de Vicente a los teclados, y Xabier Madina, Álex Iturbe y el propio Mikel a las guitarras. “Y todos a los coros, seña de identidad de este disco, sin duda”, según su líder, guitarrista y vocalista. “A pesar de que es un álbum que pivota mucho en las guitarras, la incorporación de los teclados, principalmente pianos y Hammonds, han dado un toque y una fuerza diferente a las canciones”, explica Renteria, que rechaza “las virguerías musicales” y defiende unas letras “quizás más universales que nunca”.