Activistas y algunos familiares de los rehenes en manos de Hamás en Gaza irrumpieron ayer en la galería de los invitados del Parlamento israelí (la Knéset) como forma de protesta y arrojaron pintura amarilla –el color con el que se recuerda a los cautivos– contra los cristales.

Los miembros de seguridad del parlamento acudieron rápidamente para impedir que los familiares y el resto de participantes pudieran proseguir con su protesta, los cual desató el caos y algunos forcejos leves.

En las imágenes, publicadas por la Knéset en X, también se ve cómo parte de la oposición política durante la protesta de los familiares se levanta y alza los brazos en muestra de apoyo.

No es la primera vez que los familiares de los rehenes acuden al Parlamento, pero ahora la situación es especialmente tensa ya que el Gobierno israelí sigue sin cerrar un pacto con Hamás para liberar a las 130 personas secuestradas tras casi seis meses de guerra.

Ese enfado y malestar también se ha trasladado a las calles, con manifestaciones multitudinarias tanto en Tel Aviv y Jerusalén, donde el domingo alrededor de 100.000 personas inundaron las calles y organizaron una acampada frente al parlamento –en una primera jornada de protestas– para exigir la dimisión del gobierno y elecciones anticipadas.

Fue la protesta más masiva contra el gobierno desde el pasado 7 de octubre. El martes por la noche, en el tercer día de manifestación antigubernamental, israelíes intentaron traspasar las barricadas policiales para alcanzar la residencia privada de Netanyahu.

La Policía de Israel calificó la tentativa de estos participantes de “disturbio desenfrenado” y varios que lograron sentarse en un parque infantil frente a la casa de Netanyahu fueron desalojados. En total, cinco personas fueron arrestadas aunque ya fueron puestas en libertad.

Un policía fue ingresado en el hospital por una herida sufrida cuando un manifestante le arrojó una valla antidisturbios, según informó el diario israelí Times of Israel.

Un porcentaje alto de la sociedad israelí considera que Benjamín Netanyahu está anteponiendo su supervivencia política al retorno de los cautivos, alargando la ofensiva en la Franja de Gaza para no tener que hacer frente a los juicios pendientes de corrupción o nuevos comicios.

Llamamiento a la Unidad

Por su parte, el líder de la oposición y miembros del gabinete de Israel, Benny Gantz, apeló a la unidad de la sociedad israelí, censurando los episodios “violentos” que se produjeron. “La fuerza de nuestro Ejército y el espíritu de nuestros guerreros son una parte importante de nuestra capacidad para ganar la guerra. La unidad es la clave de nuestro futuro”, señaló en respuestas a las manifestaciones.

Por su parte, el director general de la agencia de Inteligencia interior de Israel –Shin Bet–, Ronen Bar, también reprochó que los manifestantes actuaran de forma violenta, advirtiendo además de que se trata ya de una “tendencia preocupante”.

El apunte

Alto el fuego permanente. El líder del brazo político de Hamás, Ismail Haniye, advirtió de que el grupo no renunciará a sus peticiones de un alto el fuego “permanente” y de la salida “completa” de las tropas de Israel de la Franja de Gaza para cerrar un nuevo acuerdo, un día después de que el Gobierno israelí anunciase que había presentado una nueva propuesta. “Seguimos comprometidos con nuestras demandas”, recalcó Haniye, en un discurso con motivo del Día de Jerusalén.