Las condiciones de sequedad extrema contribuyeron al declive del antiguo reino de Himyar, en el sur de Arabia, según publican investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) en la revista 'Science'. Combinadas con la agitación política y la guerra, las sequías dejaron tras de sí una región en desorden, creando así las condiciones en la península arábiga que hicieron posible la propagación de la recién surgida religión del Islam.

En las mesetas de Yemen aún se pueden encontrar rastros del reino himyarita: los campos en terrazas y las presas formaban parte de un sistema de riego especialmente sofisticado, que transformaba el semidesierto en campos fértiles.

Himyar fue una parte establecida de Arabia del Sur durante varios siglos. Sin embargo, a pesar de su antiguo poderío, durante el siglo VI d.C. el reino entró en un periodo de crisis, que culminó con su conquista por el vecino reino de Axum (actual Etiopía). Un factor que hasta ahora se había pasado por alto, la extrema sequía, pudo haber sido decisivo para contribuir a los trastornos de la antigua Arabia de la que surgió el Islam durante el siglo VII.

Los investigadores, dirigidos por el profesor Dominik Fleitmann analizaron las capas de una estalagmita de la cueva de Al Hoota, en el actual Omán. El ritmo de crecimiento de la estalagmita y la composición química de sus capas (véase el recuadro) están directamente relacionados con la cantidad de precipitaciones que caen sobre la cueva."Duró varias décadas"

En consecuencia, la forma y la composición isotópica de las capas depositadas de una estalagmita representan un valioso registro del clima histórico. "Incluso a simple vista se puede ver en la estalagmita que debió de haber un periodo muy seco que duró varias décadas", asegura Fleitmann.

Cuando gotea menos agua sobre la estalagmita, esta corre menos por los lados. La piedra crece con un diámetro menor que en los años en los que la tasa de goteo es mayor. El análisis isotópico de las capas de estalagmitas permite a los investigadores sacar conclusiones sobre las cantidades de lluvia anuales.

Por ejemplo, descubrieron no solo que llovió menos durante un periodo más largo, sino que debió de haber una sequía extrema. Basándose en la desintegración radiactiva del uranio, los investigadores pudieron datar este periodo de sequía a principios del siglo VI de nuestra era, aunque solo con una precisión de 30 años. "Si hubo una correlación temporal directa entre esta sequía y el declive del reino himyarita, o si en realidad no empezó hasta después, eso no fue posible determinarlo de forma concluyente solo con estos datos", explica Fleitmann."Tenemos un reino muerto y buscamos al culpable"

Por lo tanto, analizó otras reconstrucciones climáticas de la región y revisó las fuentes históricas, colaborando con los historiadores para acotar la época de la sequía extrema, que duró varios años. "Fue un poco como un caso de asesinato: tenemos un reino muerto y buscamos al culpable.

Paso a paso, las pruebas nos acercaron a la respuesta", dice el investigador. Entre las fuentes útiles se encuentran, por ejemplo, datos sobre el nivel del agua del Mar Muerto y documentos históricos que describen una sequía de varios años en la región y que datan del año 520 de la era cristiana, que efectivamente relacionan la sequía extrema con la crisis del reino himyarita.

"El agua es absolutamente el recurso más importante. Está claro que una disminución de las precipitaciones y, sobre todo, varios años de sequía extrema podrían desestabilizar un reino semidesértico vulnerable", afirma Fleitmann. Además, los sistemas de riego requerían un mantenimiento y unas reparaciones constantes, que solo podían llevarse a cabo con decenas de miles de trabajadores bien organizados.

La población de Himyar, afectada por la escasez de agua, presumiblemente ya no podía garantizar este laborioso mantenimiento, lo que agravaba aún más la situación. Los disturbios políticos en su propio territorio y una guerra entre sus vecinos del norte, los imperios bizantino y sasánida, que se extendieron a Himyar, debilitaron aún más el reino. Cuando su vecino occidental de Axum invadió finalmente Himyar y conquistó el reino, el antes poderoso estado perdió definitivamente su importancia.