LONDRES. La "premier" compareció hoy ante los Comunes tras asistir el miércoles a una cumbre extraordinaria en Bruselas, en la que los otros veintisiete socios comunitarios concedieron a Londres una ampliación del plazo de salida, a medio camino entre la extensión corta preferida por Francia y la más larga por la que optaba Alemania.

El nuevo calendario incluye, además, una evaluación intermedia del proceso en la cumbre ordinaria de junio.

En su intervención, la líder conservadora defendió esa nueva prórroga, que evita una marcha sin acuerdo este viernes día 12, al tiempo que recalcó que su "prioridad" continúa siendo desligar al país del bloque comunitario a la mayor brevedad posible.

"Mi prioridad sigue siendo cumplir con el 'brexit' y hacerlo de una manera ordenada, que no altere la vida de la gente, por lo que sigo creyendo que debemos dejar la Unión Europea con un acuerdo lo antes posible", resaltó la dirigente tory, quien admitió la "profunda frustración" que este estancamiento político ha generado tanto en el Reino Unido como entre sus socios europeos.

La extensión acordada en Bruselas es flexible, por lo que el Reino Unido podrá abandonar la UE el primer día del mes posterior a que la Cámara de los Comunes ratifique el acuerdo de salida, tumbado desde el pasado enero en tres ocasiones.

En este sentido, May urgió a los diputados a "resolver" la situación: "Es nuestro deber nacional (hallar una solución) como miembros electos de esta cámara y nada es hoy más acuciante o más vital".

"Las opciones que afrontamos son escasas y el calendario está claro", indicó.

Durante la cumbre en Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, recordó que durante esa extensión de seis meses y medio Londres podría ratificar el acuerdo, reconsiderar toda su estrategia, lo que podría conducir a realizar cambios en la declaración política sobre la futura relación, o revocar su salida de forma unilateral.

No obstante, Tusk advirtió de que no se renegociará el pacto de retirada.

May había solicitado una prórroga hasta el 30 de junio, mientras que Tusk apostaba por una más larga, como máximo de un año, que permitiese al Reino Unido salir de la UE tan pronto como estuviese listo y que podría suponer su participación en las próximas elecciones europeas.

A fin de recabar el mayor consenso posible dentro del Parlamento británico, el Gobierno de May ha reanudado sus negociaciones con el opositor Partido Laborista.

El Ejecutivo tendió la mano a la formación de Jeremy Corbyn en un intento por encontrar una salida con la que poner fin a la situación de bloqueo, una práctica -negociar con la oposición- "no habitual en la política británica", según reconoció hoy la "premier".

"Alcanzar un acuerdo no será fácil porque para que sea exitoso implicará que ambas partes deberán realizar compromisos", dijo, "profundamente convencida" de que dentro de esta "situación única" es preciso que las dos partes "trabajen juntas".

Corbyn, por su parte, sostuvo hoy que, si el Gobierno conservador quiere que "estas negociaciones sean un éxito, deberá llegar a compromisos".