UNO de los problemas colaterales más inesperados del galopante desarrollo económico chino ha sido el auge de los conflictos raciales, desde las etnias turcas del noroeste hasta la mongol, en la frontera de China con la República de Mongolia.
Hasta ahora, todos los conflictos raciales en las provincias donde los chinos - los han - son minoría han sido motivados mayormente por la política discriminatoria de Pekín a la hora de repartir cargos y beneficios entre los indígenas y los inmigrantes han.
Los han eran y son preferidos a la hora de ocupar cargos de responsabilidad en la Administración pública (y muchas veces, hasta municipal) o las empresas estatales, así como a la de obtener alojamientos mejores - edificios nuevos y modernos.
Esta discriminación resultaba en la práctica enorme, porque casi todas esas provincias son tradicionales proveedores de materias primas y la industrialización es un fenómeno reciente. Es decir, que los trabajos más duros y peor remunerados eran para los indígenas. Los han inmigraron sobre todo cuando comenzó el proceso de industrialización y ocuparon los empleos mejor pagados tanto porque venían con una mejor preparación laboral para la vida industrial como porque las autoridades se fían más de los han para los puestos de responsabilidad.
La gran excepción en este panorama lo constituye la 'Región Autónoma de Mongolia Interior', donde los indígenas no constituyen más que el 20% de la población : 4 millones de mongoles frente a 20 millones de han. Y las quejas de aquellos no se deben a una discriminación profesional o económica, sino porque el Gobierno los quiere modernizar, llevarlos del nomadismo a la vida sedentaria, y no les deja seguir viviendo como pastores nómadas, que es lo suyo desde los tiempos de Atila y Gengis Khan.
Naturalmente, Pekín no ha decidido 'modernizar' a los mongoles por principio o en aras de una vida 'high tech', sino por la angustiosa necesidad de energía que supone la vertiginosa industrialización de la República. Y es que la Mongolia Interior es el mayor proveedor de carbón del país, con una producción incluso superior a la de Shanksi (a unos 500 Km. del Mar Amarillo). Pero para ello y para conseguir una extracción más rápida y económica, la minería china busca la explotación a cielo abierto, lo que destruye la mayor parte de las tierras de pastoreo? e indirectamente la vida nómada