Bilbao

no portan armas, salvo las dialécticas, pero viven su propia Odisea al amanecer porque su mente y su voluntad están con sus congéneres libios que se dejan la piel en una guerra contra un dictador abyecto. Cuatro libios residentes en Euskadi defienden con fervor para DEIA la intervención aliada y hablan de las calamidades que sufren sus familiares y amigos. Aunque la comunidad libia en Euskadi no llega al centenar de personas, Mohamed El Hamdi (que gasta txapela), Jamal Al Gusbi, Shukri Gornaz y Marey Gaawan, son veteranos en estas tierras. Jamal, que cumple este año treinta años afincado en Bizkaia, ha conseguido contactar esta semana tres veces con su familia en Trípoli. "Por lo que me cuenta mi hermano hay mucho miedo. Sale por la mañana a comprar el pan, -con muchas colas- vuelve a casa, se pone el pijama y hasta el día siguiente". Otro ex vecino de la capital, Shukri, no es capaz de conseguir mucha información de su familia, que vive muy asustada. "Me dicen que por la mañana abren la tienda y luego se van a casa. Lo que hay ahora es una calma engañosa. La gente quiere salir a manifestarse contra Gadafi pero no lo hace ante el temor a la persecución y a las represalias".

Todos apoyan la intervención aliada. "El 99% del pueblo libio está de acuerdo con esa acción que nuestro representante en la ONU pidió llorando. Fue un SOS por todos los pueblos asediados, por los hospitales atacados, los bombardeos indiscriminados.... Porque lo de Libia es un drama humano, es un holocausto a manos de un iluminado", dice Mohamed, que llegó a Bilbao en los años 60 para estudiar Náutica y hace un encarecido llamamiento "para que no se politice el drama libio". Creen que la ayuda extranjera llegó a tiempo. "Para Bengasi fue decisiva. Si no, la masacre y la venganza, declarada por el propio Gadafi, hubieran sido terribles. "Arraso Libia. No voy a tener piedad, dijo", aclara Mohamed, oriundo de esta ciudad. Marey, también vecino de Bengasi aclara: "Un coronel de las Brigadas de Gadafi afirmó que tenía la orden de igualar Bengasi con el suelo".

Atribuyen los apoyos del dictador a sus 42 años aferrado al poder. "La mayoría de sus apoyos proceden de los comités revolucionarios, gente cuyo futuro está vinculado a él. No hay más que mirar la estructura social de Trípoli, con millón y medio de habitantes. Los generales, los hijos, los miembros de los comités revolucionarios... todos tienen un rango superior a los demás ciudadanos", explica Jamal, quien el pasado agosto visitó su país. "La capital está en cautiverio. Solo allí hay 16.000 civiles encarcelados", dice Marey.

Ninguno es capaz de calcular cuánto puede durar aún el drama. "Gadafi nos va a sorprender a todos por su cobardía. Ni siquiera se va a suicidar", sentencia Marey. Mohamed -que estuvo en enero en pleno estallido de la crisis en Túnez- considera que el dictador "es capaz de sacrificar a seis millones de libios porque no lo quieren como gobernante". "Lo que está claro es que necesitamos la ayuda exterior para acabar con él", intercede Shukri. "Él juega con el tiempo, con las discrepancias de la UE, pero estoy seguro que con la ayuda de Alá y de Occidente, a ese tío lo pueden liquidar en un mes", le replica Marey con optimismo.

No tienen miedo al futuro. "Gadafi ya es el caos, cualquier cosa que venga será mejor", indica Marey . "A mí sinceramente no me preocupa el después, me preocupa que Libia se parta en dos. Que el este con Bengasi sea un Estado y que el oeste con Trípoli sea otro. Sigo pensando que Gadafi no va a salir hasta el final", corta un escéptico Shukri. Para Mohamed, "lo que venga después, depende de él. Siempre ha dicho: Después de mí, el diluvio. Yo he creado Libia y si me voy, la dejo como en la Edad de Piedra". Jamal tampoco demuestra temor a la era posGadafi. "Los libios son gente civilizada y en cuanto se marche, se sobrepondrán a la situación porque peor que con él, es imposible".

mentiroso patológico Además de un sátrapa corrupto, un terrorista internacional y un iluminado, no escatiman críticas para el dictador. Entre ellas, la de mentiroso. "Todo lo que dice son mentiras para asustar a Occidente. No ha dicho ninguna verdad desde que empezó el conflicto. Usa a Al Qaeda como un espantapájaros para Europa, cuando quiere utiliza a los africanos como mercenarios, y cuando le da la gana, les amenaza o dice que si él no está, Europa será negra", argumenta Marey. Jamal pone como ejemplo una noticia del canal libio asegurando que miles de personas se habían manifestado en Chicago en contra del bombardeo. "Fíjate qué parida". "Desde que se levanta hasta que se acuesta, engaña. Muestra muertos imaginarios para movilizar a la opinión publica internacional, utiliza a la población -a través de la amenaza o del soborno- para mostrar en público sus fotografías y simular así un inexistente apoyo popular", explica Mohamed.

La crueldad es otra de sus credenciales. "Ahora alguno de sus cuarteles está en jornadas de puertas abiertas y los visitan obligados escolares que actúan de escudos humanos", indica Jamal. "Es que Gadafi recurre a medios que no han usado ni los cárteles de la droga. Francotiradores en las azoteas, entró en los hospitales y mató a los heridos porque eran manifestantes contrarios al régimen, recogió cadáveres de víctimas que asesino él y los guardó en frigoríficos para exhibirlos como cadáveres provocados por los bombardeos aliados... Tirotean a las ambulancias y han llegado a vaciar los bancos de sangre para usar esa sangre solo ellos", relata Mohamed a modo de lista negra terrorífica.

"Ayer salió en TV un chaval exiliado que no podía mostrar su rostro porque su familia está amenazada en Trípoli. La capital es una cárcel gigantesca pero espero que se manifiesten porque no hay ninguna revuelta que haya prosperado sin la capital", razona Marey. "Los viernes las mezquitas están rodeadas para evitar que la gente se manifieste tras la oración", puntualiza Jamal. "Son ya 42 años. Ya vale. La guerra de Libia no es una guerra por el petróleo, es una guerra para combatir la injusticia y para acabar con la humillación", dicen al unísono.