Noviembre de 1975. Franco agoniza y el régimen que instauró 40 años atrás palidece con él. Cierta zozobra se apodera de la cúpula militar y política que respalda al dictador. Los acontecimientos les desbordan y surgen las dudas. Marruecos aprovecha el delicado momento para jugar sus cartas y una expedición pacífica convocada por Hassan II a finales de octubre marcha hacia la frontera para ocupar "lo que es nuestro", lo que entonces se conocía como Sahara español. La Marcha Verde la engrosan 350.000 marroquíes que acuden prestos a la llamada de su rey, pero frenan su avance a pocos metros de la línea divisoria entre los dos territorios. Los soldados españoles aguardan apostados tras una extensa y nutrida barrera de minas y alambradas. La tensión aumenta y la policía marroquí trabaja a destajo para frenar el ímpetu de sus ciudadanos, ya que muchos de ellos se muestran dispuestos a saltar las barricadas y a penetrar en territorio saharaui. Los minutos parecen horas y las horas se eternizan. El jovencísimo príncipe heredero Juan Carlos I aterriza en Al Aaiún -Sahara- y se compromete a proteger los legítimos derechos del pueblo saharaui, cuyos ciudadanos cuentan con documento nacional de identidad español.
Pero el Gobierno español no quiere acumular más problemas y el 14 de noviembre firma los acuerdos tripartitos de Madrid por los que España entrega la administración del territorio del Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania. Argelia se queda fuera del reparto y muestra su disgusto; estaba en juego la hegemonía en el Magreb (la región más occidental de África, que incluye a los países en litigio, además de a Libia y Túnez). El fallo sorprende a los saharauis por súbito, por arbitrario; ellos esperaban el anunciado referéndum de autodeterminación pero sus esperanzas se diluyen con el citado acuerdo. Hassan II desmoviliza la Marcha Verde y lanza a su ejército a conquistar el Sahara Occidental. No hay presión internacional y las decisiones tomadas en Madrid se dan por buenas; Europa y EE.UU. se decantan por Marruecos mientras que el bloque soviético no adopta ninguna posición decidida. Curiosamente, todos estos acontecimientos sobrevienen tan solo un mes después de que el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya condenara las pretensiones de Mauritania y Marruecos sobre el territorio saharaui. Nadie escucha al Tribunal y, paradojas de la historia, Marruecos incluso llega a ver cierta justificación de sus actos en la citada condena.
Así, las últimas tropas españolas se retiran de la zona el 26 de febrero de 1976. Es el principio del fin para miles de saharauis, que se ven abocados a huir hacia la frontera con Argelia, hostigados permanentemente por el ejército marroquí y por su aviación, que les bombardea con proyectiles de fósforo y napalm. De un día para otro los orgullosos nómadas que poblaban la región ven que sus ansias de independencia se ahogan en las inmensas dunas del desierto, un desierto que pasa a ser su trinchera. El pueblo saharaui decide resistir y el Frente Polisario, fundado en mayo de 1973, proclama la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) a la vez que se rearma con ayuda de Argelia; aprovechan también las armas abandonadas por el ejército español. El Frente Polisario lucha en dos frentes a la vez, contra mauritanos y marroquíes, en el sur y en el norte respectivamente. Los combates se suceden y los resistentes saharauis demuestran ser muy competentes en la guerra del desierto. Les apoya Argelia, que envía material y tropas a la frontera para respaldar al Polisario en su lucha. Marruecos denuncia "injerencias" de su país vecino en lo que ya denomina como "su" territorio, pero a su vez los marroquíes reciben ayuda de Francia y los Estados Unidos. España también participa vendiendo armas y municiones al rey Hassan II.
El 5 de agosto de 1979 Mauritania renuncia a sus reivindicaciones sobre el Sahara Occidental y al año siguiente Marruecos se anexiona este territorio del sur, violando el acuerdo tripartito de Madrid. La ONU pide la retirada de Marruecos del Sahara Occidental, pero Hassan II responde construyendo un muro que deja al Polisario encerrado en la zona más oriental del territorio, un pedregal casi despoblado que linda con Argelia, mientras el monarca se asegura el control de las zonas fértiles.
Tras largos años de lucha los contendientes firman un alto el fuego auspiciado por la ONU en 1991. Desde entonces se han sucedido los Procesos de Paz y Marruecos ha hecho lo posible por desbaratarlos todos. Actualmente se explora una nueva vía, que tampoco parece tener futuro ya que Marruecos está dispuesto a ceder cierta autonomía a los saharauis mientras que el Frente Polisario sólo acepta un referéndum de autodeterminación supervisado por la Organización de Naciones Unidas. Las posiciones, totalmente enquistadas, ocultan el fundamento de todo el conflicto, su origen y sus causas.
La legitimidad del pueblo saharaui La Marcha Verde supuso el principio del fin para las aspiraciones de independencia del pueblo saharaui, pretensiones que se remontan a los años sesenta del siglo pasado y que han chocado desde entonces con el afán anexionista del Reino de Marruecos. Pero en todo este litigio cabe preguntarse por las razones de uno y otro y, sobre todo, por la legitimidad de los distintos bandos que reclaman el territorio para hacerse con el mismo. Las preguntas son obligadas: ¿Era el Sahara Occidental un territorio sin dueño en el momento en que fue colonizado por España? ¿Había vínculos jurídicos entre este territorio y Marruecos? El 16 de octubre de 1975 la Corte Internacional de Justicia de La Haya (caso 61, pag. 146) resolvió por 13 votos contra 3 que en el momento de su colonización por parte de España el Sahara Occidental no era un territorio sin dueño, y por 14 votos contra 2 determinó que no existían vínculos de soberanía entre el territorio del Sahara Occidental y el Reino de Marruecos o Mauritania. Todo esto aconteció pocas semanas antes del acuerdo tripartito de Madrid (14 de noviembre). Al igual que este Tribunal, la historia también se posiciona del lado saharaui. En 1767 se firmó el Tratado de Marrakech, primer acuerdo de amistad entre la España de Carlos III y el sultán marroquí Sidi Mohamed Ben Abadía. En el artículo 18 de este tratado Marruecos reconoce explícitamente no tener ningún poder ni autoridad al sur del río Nun (el río Nun discurre al norte de la frontera entre el Sahara Occidental y Marruecos). Dos siglos más tarde la ONU exige a España que prepare el camino hacia la independencia del Sahara Occidental, e incluye al pueblo saharaui entre los territorios colonizados con derecho a su autodeterminación. En 1965 el Organismo de Naciones Unidas se muestra más explícito, si cabe, y proclama el derecho a la autodeterminación de los saharauis, pidiendo a España que agilice su descolonización. Para entonces Marruecos había cambiado su postura y había manifestado reiteradas veces su intención de anexionarse estos territorios.
En 1975 España abandonó a su suerte al pueblo saharaui, que a día de hoy sigue luchando por mantener vivas sus señas de identidad y sus ansias de independencia, aunque el futuro se divisa negro, o, cuando menos, gris.
Los marroquíes celebran el día de la Marcha Verde como si se tratara de la peregrinación de una victoria legítima, mientras que los saharauis la ven como una agresión directa e ilegal contra su territorio. La opinión pública de la época dibujó el acontecimiento como "una invasión pacífica de pobladores autóctonos". A día de hoy, mientras los gobiernos más influyentes del mundo apoyan al Reino de Marruecos y a Mohamed VI (heredero de Hassan II), temerosos de perder un importante aliado en el Magreb, la opinión pública conoce la verdad. Algo se ha ganado. Recientemente se han descubierto también las artimañas que se urdieron en torno a la famosa expedición de 1975. Documentos desclasificados en los Estados Unidos descubren que la Marcha Verde fue orquestada por Hassan II, sí, pero también revelan que fue financiada con dinero kuwaití y que se fraguó con todas las bendiciones del secretario de estado estadounidense Henry Kissinger -había sido elegido premio Nobel de la paz en 1973- y de la CIA.