El Tucson toca el cielo. Lidera la categoría SUV, aporta a Hyundai una de cada tres ventas y es el cuarto modelo más solicitado del mercado en lo que va de año. A pesar de ello, o más bien por ese motivo, la marca surcoreana ha decidido respetar el ciclo vital del vehículo y afrontar su renovación tal como estaba prevista. Contradice así la teoría de “no cambiar lo que funciona”, para no dormirse en los laureles. En consecuencia, somete la remesa vigente al ritual del restyling a mitad de trayecto. La intervención altera el semblante al renunciar a la seña de identidad de la parrilla de escamas brillantes, y revoluciona el interior adoptando una configuración digitalizada del puesto de mandos. El repertorio conserva motorizaciones térmicas (diésel y gasolina), híbridas e híbridas enchufables, desde 115 a 252 CV. El remozado Tucson reclama entre 30.425 y 53.775 euros, antes de computar descuentos por financiación (1.200 €) y por entregar otro coche como parte del pago (plus de tasación de 1.200 €, 1.900 si el usado es un Hyundai).

Las modificaciones aplicadas son lo bastante significativas como para aumentar la reputación del modelo estrella, que redobla su apuesta por la calidad y es cada vez más equiparable a los candidatos de pedigrí y tarifa superiores. Los progresos consiguen que esta entrega del Tucson, con al menos año y medio de recorrido comercial hasta la llegada de la quinta generación, se vuelva aún más convincente; que resulte más o menos fascinante depende de las preferencias estéticas de cada cual. 

En todo caso, la puesta al día apenas altera la imagen conocida del vehículo; incumbe más al interior que al envoltorio, de modo que su verdadero alcance no se percibe hasta acceder a bordo. La nueva concepción confiere a la cabina un aspecto acorde al estilo minimalista y tecnológico que hoy impera en el sector. Ese diseño depurado, que genera una sensación de mayor amplitud, depara un tablero de mandos completamente distinto. 

Cultiva las líneas rectas y los volúmenes horizontales, que plasma en las dos pantallas siamesas de 12,3 pulgadas; una corresponde al cuadro de instrumentos y otra al sistema de información y entretenimiento provisto de navegador. En contra de la tendencia de muchos fabricantes a usar en exclusiva pulsadores táctiles, Hyundai sigue combinándolos con botones físicos clásicos para favorecer un manejo más intuitivo; buen ejemplo es el climatizador, con pantalla LCD y ruletas. 

Otro detalle característico de esta evolución del modelo es la consola central de mayor tamaño. Integra un amplio cofre bajo el apoyabrazos, además de una superficie de carga inalámbrica de móviles y dos alojamientos circulares para vasos o botellines. En las versiones con transmisión automática el selector giratorio se ve desplazado a una barra anclada a la columna de dirección. El Tucson estrena volante, paneles de puerta y tapicerías de diferente entidad. Enriquece su menú con la incorporación de una quinta definición N Line Style, que aporta suntuosidad y dotaciones al acabado con visos deportivos.  

MOTORES

DIÉSEL, GASOLINA Y MUCHA HIBRIDACIÓN

 Gama. El catálogo del Tucson plantea un amplio y cabal abanico de motorizaciones adecuadas a todo tipo de público. A falta de una variante con impulsión 100% eléctrica, el exitoso SUV propone una alternativa PHEV híbrida enchufable con 252 CV provista de etiqueta medioambiental Cero. Plantea también una opción mixta HEV libre de cables con 215 CV. La tercera posibilidad parcialmente electrificada llega por la vía de la microhibridación a 48 voltios, asociada a motores 1.6 diésel CRDi (136 CV) y gasolina T-GDi (160 CV). Todas ellas están disponibles con tracción delantera e integral; las mild hybrid pueden optar a transmisión manual. Cierran el menú versiones térmicas de gasolina (160 CV) y gasóleo (115 CV).