El allstreet es la tercera declinación formal del repertorio A3. La propia denominación, coherente con la nomenclatura que con antelación manejaba el término allroad, es reveladora. Constituye, en sí misma, una declaración de intenciones, evidenciando que el destino de esta creación es callejear y no saltar a pistas.

Y eso que, en principio, entre sus controles electrónicos y su plataforma levemente realzada –sube 15 milímetros por los neumáticos y 15 más debido a la suspensión reforzada– propician cierta solvencia en trazados sin pavimentar. Esa elevación de la plataforma no es lo suficientemente acusada como para comprometer el comportamiento dinámico del allstreet, que mantiene su centro de gravedad bastante abajo y conserva casi intacto el aplomo del A3. Esto lo convierte en un coche perfectamente competente para alternar carretera y calle. Además, esos tres centímetros de realce facilitan un poco el acceso y el desembarque del pasaje, no siempre tan joven y ágil como se podría pensar. La edad media de la clientela de Audi está en torno a los 45 años y va en ascenso, algo que se explica fácilmente por motivos socioeconómicos.

El allstreet carece de las facultades inherentes a los SUV genuinos, aún más elevados del suelo y a menudo provistos de una tracción integral que, por el momento, este sugerente A3 no contempla. No obstante, satisface plenamente las aspiraciones de buena parte del público, proclive a valorar antes la estética y la funcionalidad que la desenvoltura más allá de la cuneta.

Audi colma esos deseos mostrando un allstreet de estampa sugerente, marcada por la presencia de una parrilla singular, de protecciones en el contorno y en los pasos de rueda, de barras en el techo, etc. Goza, además, de unas dotaciones completas, en consonancia al precio reclamado. Parte de 43.080 € con motor gasolina de 150 CV y de 45.160 con el TDI de igual potencia, ambos asociados a transmisión automática S tronic de siete relaciones.