El Museo Torre Loizaga de Galdames nunca falta a la convocatoria anual del BEC. Presenta siempre una selección de su valiosa colección de Rolls Royce, una de las recopilaciones privadas mejor consideradas del planeta. Por eso, y por jugar en casa, merece el 1 fijo. 

Favorita de familias reales, maharajás de cuento y potentados de medio mundo, Rolls Royce pone sobre ruedas el paradigma de la distinción. Desde sus orígenes hasta hoy, la exclusiva marca británica representa la quintaesencia del automóvil de lujo. En pleno siglo XXI cultiva la excelencia combinando exquisito diseño, tecnología avanzada y confección artesanal. 

Este año su stand permitirá admirar piezas tan singulares como los Springfield Phantom. Son ejemplares fuera de lo común de la mítica y longeva serie, porque proceden de la factoría que Rolls Royce abrió en Estados Unidos en 1921, concretamente en capital de Massachussets que les da nombre. La firma inglesa mantuvo en funcionamiento esa sucursal norteamericana por motivos fiscales, para eludir las tasas aduaneras de la época (el ‘Import Duty’ ascendía entonces al 45% del precio). La planta permaneció en activo diez años, hasta su cierre en 1931 por la caída del mercado debida a las secuelas del crack financiero de Wall Street en 1929.

De esta factoría americana de Springfield proceden Phantom con especificaciones ligeramente distintas a las europeas. Esos ejemplares con denominación de origen US se reconocen por lucir parachoques delanteros, elemento ausente en los homólogos británicos, así como faros de tambor. También se distinguen por su configuración formal, puesto que la clientela de la época solía encomendar el diseño exterior del coche a carroceros locales, que aplicaban su propio estilo acatando los deseos particulares del comprador. 

La colección Torre Loizaga exhibe cuatro de esos Phantom, todos con apariencias diferentes. En opinión de algunos expertos, los Rolls Royce americanos lucen formas más elegantes y proporcionadas. La confección también presenta distintas hechuras de batalla de uno a otro continente, y en el plano mecánico hay peculiaridades poco significativas de los foráneos en el sistema de lubricación. De la fábrica de Springfield salieron 1.243 Phantom estadounidenses, con volante en el lado izquierdo, entre 1926 y 1931.