Volvo ha decidido suprimir los motores diésel. Dejará de fabricar versiones a gasoil de sus modelos a comienzos del año que viene. “Nuestro objetivo para 2030 es vender únicamente vehículos eléctricos puros y, para 2040, ser una empresa neutra desde el punto de vista climático”. Lo ha dicho este lunes un portavoz de la compañía, con motivo de la Semana del Clima de Nueva York.

La firma sueca se desprendió en noviembre de 2022 de su participación en Aurobay, la empresa conjunta encargada de desarrollar propulsores térmicos. “Ya no dedicaremos ni una sola corona de nuestro presupuesto de I+D al desarrollo de nuevos motores de combustión interna”, anunciaron entonces.

En 2019, la mayoría de los vehículos vendidos por la compañía en el mercado europeo llevaban motor diésel, mientras que la presencia de modelos electrificados era insignificante. La tendencia se ha invertido desde entonces. Ha cambiado la demanda, hay normas más estrictas en materia de emisiones y los fabricantes han apostado por la electrificación. El grueso de las ventas de Volvo en Europa corresponde ahora a vehículos total o parcialmente eléctricos.

La marca considera que la paulatina desaparición de vehículos diésel “tiene un efecto positivo sobre la calidad del aire urbano; aunque los motores diésel emiten menos CO2 que los de gasolina, desprenden más gases que, como el óxido de nitrógeno (NOx), tienen un efecto perjudicial sobre la calidad del aire, especialmente en las zonas densamente urbanizadas”.