Todos y cada uno de los integrantes del catálogo Fiat disponen hoy de una variante electrificada. Además de los modelos con sistema de impulsión 100% eléctrica, la marca plantea candidatos con motorizaciones parcialmente electrificadas. Recurren a sistemas híbridos en los que el motor recibe distinto grado de apoyo eléctrico, algo mayor en los híbridos ligeros a 48V que en los microhíbridos a 12V.

Es una tecnología de transición práctica, relativamente sencilla y asequible. Son poderosos motivos para que la marca se decante por ella y no por las hibridaciones más complejas, inapropiadas para automóviles de tamaño y precio necesariamente contenidos. Ambas funcionan de manera semejante. Cuentan con un generador que también se encarga del arranque, asistido por una pequeña batería. Recupera energía en deceleraciones y frenadas, para aprovecharla en apoyos puntuales del motor de gasolina.

Empezando de menos a más, aparece la motorización de MHEV 12V de 70 CV, que se vincula a las dos interpretaciones del Panda, la ciudadana City y la campera Cross. Fiat también confía en ella para animar los formatos hatchback y descapotables del 500. Su contribución permite homologar en ellas unas emisiones de dióxido de carbono de 108 g/km y un consumo ideal de 4,7 litros a los 100 km; en el Panda acredita 109 gramos de CO2 y 4,8 litros.

Un escalón por encima de este sistema de microhibridación se sitúa el MHEV a 48V, considerado como un genuino mild hybrid. Destaca por una capacidad poco habitual entre las motorizaciones de esta índole, como es la de permitir maniobras en modo eléctrico (un máximo de 3 km a menos de 50 km/h). Entrega 130 CV y un par motor máximo de 240 Nm, rendimiento del que sacan buen partido el 500X y el Tipo.

El práctico crossover provisto de esta motorización se conforma oficialmente con 5,4 litros cada 100 km y expele una media de 128 gramos de CO2 por km. El turismo compacto y su derivada alargada Station Wagon mejoran esos registros con la mecánica MHEV, al reducir el gasto medio oficial a 5,1 litros y dejar las emisiones en un mínimo de 115 g/km, en mediciones realizadas aplicando la normativa WLTP.