LA nueva Fiat quiere ser sostenible y prestigiosa. Tan loables propósitos convierten en virtud la necesidad de remontar el vuelo y afrontar la obligada transición energética. La marca italiana comienza a superar sus horas bajas y encara el futuro cambiando octanos por voltios. Pretende recuperar el favor de una clientela a la que espera cautivar con una gama gradualmente electrificada, que irá sumando propuestas como los próximos 600 y Topolino.

El amparo financiero y tecnológico del grupo Stellantis da alas a la firma de Turín, que afronta el porvenir con una mezcla de confianza y ambición. Sus últimos datos de matriculaciones son alentadores y dan crédito a unas previsiones de crecimiento que parecían pecar de optimismo vaticinando el doble de cuota de mercado en tres años.

Para conseguirlo da un primer paso inaplazable, electrificando todo su repertorio. Hoy ya es posible decantarse por una versión parcial o totalmente eléctrica de cualquier Fiat. En el muestrario aparecen variantes 100% a pilas del 500 y del Doblò, alternativas ‘mild hybrid’ (48V) de 500 y Tipo, así como propuestas microhibridadas (12V) de 500 y Panda; no hay, por ahora, variantes híbridas propiamente dichas, ni enchufables ni ‘autorrecargables’.

Pero la casa italiana no se conforma con volver por sus fueros y recuperar volumen de ventas. Aspira, además, a mejorar su reputación, a que el público la vea con buenos ojos. De hecho, se fija el objetivo de merecer la misma consideración que recibe hoy Renault, firma a la que menciona expresamente evitando aludir a marcas asociadas como Peugeot y Citroën. La percepción de los responsables de Fiat es que el progreso en la escala social ha de llegar por medio de una combinación de tecnología moderna (soluciones electrificadas compartidas por todas las marcas del grupo) y del inconfundible estilo italiano.

La receta va calando poco a poco en la gama de productos, que se adapta a los nuevos tiempos transformando su oferta motriz, mientras aguarda futuras incorporaciones. La más significativa este año será la del 600, un SUV compacto enclavado en el mismo segmento que abandonará el 500X. Hasta ahora se sabe que ofertará varios sistemas de impulsión, entre ellos uno exclusivamente a batería. La segunda novedad del catálogo va a ser el Topolino. Fiat recupera esta veterana denominación para su particular interpretación del proyecto que ya da origen al ultra compacto eléctrico Ami de Citroën. Su aportación comercial será también poco relevante.

E-Doblò, trabajo y familia sin humos 

La finalidad de la versión eléctrica del Doblò es satisfacer de modo sostenible las necesidades de transporte cotidianas de empresas y profesionales autónomos, y también las de sus familias una vez concluida la jornada laboral. El E-Doblò plantea soluciones ingeniosas para hacer más fácil y menos estresante la conducción en trayectos urbanos, el escenario en el que mejor se desenvuelve. Comparte con otros modelos eléctricos de Stellantis un bloque de 100 kW, potencia equivalente a 136 CV, y una batería de 50 kWh, que procura 285 km de autonomía oficial (WLTP); alcanza una velocidad máxima de 130 km/h. Su sistema Quick Charge Mode admite cargas de hasta 100 kW, que permite reponer el 80% del contenido de la batería en media hora.  

VENTA

FACILIDADES FINANCIERAS

Cuotas. En la recta final del año pasado, Fiat ha colado al 500e entre los mejores del segmento eléctrico, un nicho del mercado que, pese a los engañosos índices de crecimiento, suma pocas unidades. Ese pequeño éxito supone un respaldo a su pretensión de convertirse en ‘marca verde’, referente de la electrificación al alcance de todo el mundo. Y el método para conseguir dicha popularización es hacer sus productos asequibles. A tal fin, Fiat articula una política comercial que pone énfasis en las facilidades para financiar la adquisición. Propone una cuota de entrada reducida, del orden de tres mil euros, para luego girar 36 mensualidades bastante comedidas; una vez transcurrido ese periodo de tres años, la clientela tiene varias opciones: satisfacer una contundente cantidad final para hacerse con la propiedad del coche, devolverlo o renovar el contrato por este u otro modelo. Un Panda reclama una cuota mensual mínima de 99 euros, 129 un Tipo y un 500, 229 un 500e y 249 euros un E-Doblò. Es cuestión de hacer números.