LOS automóviles eléctricos ofrecen indudables ventajas, fundamentalmente de índole medioambiental, y también serios inconvenientes, derivados sobre todo de su alto precio, su limitado alcance y sus dificultades de reabastecimiento. Conseguir que su batería dure obliga a practicar una conducción sosegada, por no decir lenta y tediosa. Eso no significa que los coches a pilas sean aburridos. De hecho, si algo caracteriza a la impulsión eléctrica es su vertiginosa capacidad de respuesta, superior a la de cualquier motor de explosión, cualidad que es preciso dosificar para hacerla controlable. Esa mezcla de temperamento y sostenibilidad encaja a la perfección con la imagen que Cupra pretende transmitir. La joven marca deportiva del grupo Volkswagen la plasma en una ágil declinación eBoost del Born que remite 231 CV a las ruedas traseras; asociada a la nueva batería de 77 kWh, y manejada de modo eficiente, permite acercarse a esos 549 km de autonomía ideal pronosticada. El descuento de la firma y la bonificación del Plan Moves III dejan el precio inicial de 45.620 euros en 37.410.

Poco a poco, el desarrollo tecnológico de las baterías va redimiendo uno de los pecados originales de los vehículos eléctricos: su escasa autonomía. Hoy comienzan a proliferar versiones de modelos a pilas que auguran alcances oficiales semejantes a los acreditados por los coches de toda la vida animados con motores térmicos. Se trata, eso sí, de cifras de homologación, obtenidas en unas condiciones difícilmente repetibles en una utilización real. Son, por tanto, meras referencias.

Como tal hay que tomar el dato de los 549 km anunciados por Cupra para esta nueva variante del Born provista de los packs eBoost y Battery. El primero de ellos reajusta la electrónica para procurar sobredosis puntuales de energía, en secuencias de hasta medio minuto de duración, que disparan la potencia hasta los 231 CV; deparan picos de solvencia muy de agradecer a la hora de realizar adelantamientos, salidas de stop o incorporaciones a vías rápidas de manera segura. Por su parte, la nueva batería, que presenta una estructura de celdas distinta y más peso, ofrece 77 kWh; esta capacidad neta incrementa significativamente el margen de utilización brindado por el acumulador de 58 kWh.

Dicho de otro modo, la nueva declinación del turismo eléctrico de la firma procura dos ventajas significativas y, cada una a su modo, valiosas. Para empezar, la contribución de un plus de potencia, por más efímero que este sea, acentúa la agilidad que ya muestra el modelo con la motorización de 204 CV. Con todo, se trata de un progreso imperceptible, incluso con el cronómetro en la mano. Todos los Born corren que se las pelan, emulando a cualquier deportivo clásico, al responder de forma explosiva al pisotón sobre el acelerador. La nueva versión, lastrada por los 120 kg extras de su gran batería, acelera de 0 a 100 km/h en 7 segundos y de 0 a 50 en 2,8. Más liviana, la variante que vincula esa misma motorización de 231 CV al acumulador de 58 kWh, tarda 6,6 segundos hasta 100 y 2,6 hasta 50. Por su parte, la combinación del bloque con 204 CV y la batería menor no queda descolgada al invertir 7,3 segundos en alcanzar 100 km/h y 2,9 hasta los 50 km/h.

Así pues, la gran aportación de la propuesta del Born beneficiada por la complicidad entre el motor y la batería superiores no radica tanto en las prestaciones (repite la velocidad punta de 160 km/h), sino en la autonomía potencial. Esta queda certificada en 549 km, frente a la horquilla de 375 a 425 km que anuncian las otras dos interpretaciones del modelo en los test oficiales, que no son de este mundo.

Es improbable que en el real la nueva conjugación del Born llegue al alcance máximo prometido por su ficha de homologación. No obstante, podrá cubrir fácilmente unos cuatrocientos kilómetros con una sola carga, sometido a una conducción convencional que combine con calma carretera y ciudad. Y ese es un rango de autonomía notable, que permite afrontar con garantías viajes a media distancia; los desplazamientos más largos requieren planificar bien la logística de recarga. El Born los facilita admitiendo rápidos reabastecimientos a alta potencia (hasta 120 kW de CC). Además, ofrece de serie el sistema ‘Plug & Charge’, que simplifica el proceso de repostaje con un reconocimiento directo del coche al ser enchufado a ciertos operadores eléctricos concertados.

El compacto (4,32 metros) pero holgado modelo exhibe un diseño distintivo, atrevido y emocional. En consonancia a la pretensión de la marca de asentarse en un estamento intermedio entre los fabricantes generalistas y las firmas premium, el Born disfruta asimismo de acabados y dotaciones acordes a su precio y aspiraciones, que es como decir superiores a la media del mercado. Por consiguiente, cuenta con un generoso equipamiento, que contempla un puesto de mandos digitalizado, compuesto por dos pantallas, una de instrumentos (13,4 cm) y otra central (30,5 cm) destinada al sistema multimedia.

El Born se pertrecha con sistemas como control de velocidad de crucero adaptativo y predictivo, asistente de frenada automática en ciudad (con detector de vehículos, ciclistas y peatones), asistentes lateral y de abandono involuntario de carril, alerta de tráfico posterior, reconocimiento de señales de tráfico, y asistentes de emergencia, de precolisión y de luces de carretera. Dispone también de aparcamiento automático, cargador inalámbrico para el teléfono móvil, parabrisas delantero con escudo acústico, iluminación ambiental interior y función de masaje en los asientos delanteros. l