El EQS es el modelo de la gama eléctrica de Mercedes-Benz que menos vínculos muestra con el Clase S, su referente de la rama clásica. Desde luego, su diseño difiere bastante del mostrado por el buque insignia, que sí transfiere dosis de tecnología y refinamiento para hacer del EQS el nuevo referente de las berlinas eléctricas más aristocráticas.

La estampa sugiere distinción, pero no se asocia inmediatamente con la del estandarte de la casa. De hecho, el EQS adopta una silueta particular, marcada por la parábola que traza la línea superior de su carrocería. Esta elude la hechura sedan de maletero independiente para adoptar un envase de cinco puertas. La talla también difiere; sus 5,21 metros de eslora están a medio camino entre ambos formatos del Clase S.

Buena parte de los adelantos tecnológicos y de los recursos de seguridad y confort de este estandarte llegan a su alter ego eléctrico. Esa condición, junto a la fisonomía, establece las diferencias. El EQS despliega tres variantes motrices. La ejecución menos compleja, la 450+, encomienda sus movimientos a un único motor, que envía 333 CV a las ruedas traseras. La declinación intermedia, 580+ 4Matic, y la superior, 53+ 4Matic, utilizan dos impulsores, uno por cada eje, obteniendo así tracción integral; entregan, respectivamente, 523 y 658 CV.

Las tres mueven con fogosidad creciente las dos toneladas y media del vehículo. La velocidad punta es idéntica, no así la aceleración hasta 100 km/h, que tarda 6,2, 4,3 o 3,8 segundos, dependiendo de la versión. Todas las declinaciones utilizan la misma batería de 107,8 kWh, capacidad que la convierte en la mayor instalada en un automóvil. Contribuye a que el EQS acredite rangos de autonomía ideal de 743, 670 y 577 km.