L EQB se puede considerar el duplicado a pilas del GLB. Pero esa descripción no le hace justicia. Se trata, en realidad, de otro de los modelos con los que Mercedes-Benz fija el rumbo de la transición tecnológica hacia la movilidad descarbonizada. El EQB lo tiene casi todo para triunfar entre el público familiar más exigente y preocupado por el medioambiente. Para empezar, envuelve en un grato diseño SUV de buen tamaño (4,68 metros) una cuidada cabina, que permite elegir entre configuraciones de cinco y de siete asientos. Además, propone tres motorizaciones eléctricas de solvencia progresiva -190, 228 y 292 CV-, que auguran un alcance máximo de 417 a 469 km. El EQB ya está disponible en los concesionarios, desde 55.225 a 60.707 euros.

El notorio parentesco entre el recién llegado y el GLB hace extensivas al primero las cualidades y el porte de este último. No obstante, la adaptación al uso de baterías de un automóvil concebido inicialmente para avanzar con sistema de combustión depara ciertas diferencias. Unas se perciben a simple vista, como es la de la parrilla ocluida. Otras tienen que ver, precisamente, con la necesidad de alojar los acumuladores de energía eléctrica en el piso del vehículo, entre los ejes. Esa ubicación procura aplomo a las evoluciones del coche, aunque obliga a realzar ligeramente la segunda línea de asientos. La elevación, de un par de centímetros, puede comportar una postura algo menos cómoda para los pasajeros más altos; lo compensa la desaparición del engorroso túnel de transmisión recorriendo longitudinalmente el habitáculo.

Las familias numerosas y quienes se decanten por la posibilidad de un EQB con siete plazas encontrarán una tercera fila con dos butacas escamoteables en el piso. Habrán de asumir que es una solución práctica idónea para niños y, de forma puntual, para adultos más ágiles que corpulentos. Con estos asientos algo más pequeños en pie, el volumen del portaequipaje se reduce a la mínima expresión (110 litros); una vez replegados, aumenta a 465 litros, capacidad cercana a la que ofrece la versión de cinco plazas (495 litros).

La conversión eléctrica del proyecto de SUV medio de Mercedes-Benz comporta, asimismo, algunas modificaciones en la instrumentación, fundamentalmente relativas a la información del sistema de impulsión y carga. También las hay de índole decorativa, que aportan iluminación y tonalidades diferentes a bordo. La apariencia externa del vehículo no evidencia demasiado la naturaleza eléctrica del EQB, que evita rasgos específicos que lo distingan de su hermano.

Las diferencias esenciales existentes entre ambos se concentran en el método de avance, y se constatan en el uso. El SUV eléctrico progresa empujado por motores exclusivamente eléctricos. Solo uno en el caso de la versión inicial, la EQB 250, que lo instala delante para hacer llegar su energía, equivalente a 190 CV, a las ruedas delanteras. Por su parte, las variantes superiores, 300 4Matic y 350 4Matic, con 228 y 292 CV respectivamente, adoptan dos bloques, uno por cada eje, para obtener motricidad en rodas las ruedas.

La batería es la misma en los tres casos; ofrece una capacidad real de 66,5 kWh. Consta de cinco módulos, cuatro ocupando la batalla del vehículo y un quinto sobre el último de ellos, justo debajo de la banqueta de la segunda línea de asientos. La recarga con corriente alterna a 11 kW, máximo admitido, conlleva unas seis horas de conexión; el reabastecimiento en una toma rápida de corriente continua a 100 kW reduce la inmovilización del vehículo a media hora.

Mercedes-Benz adjudica a esta creación acabados y dotaciones de tecnología y bienestar acordes a un producto innovador y con carácter Premium. Además de la definición básica, plantea otras tres puestas en escena gradualmente más sofisticadas y costosas. Completa el menú con tres paquetes de equipamiento y un listado de opciones para confeccionar un coche a medida. La tarifa de referencia comienza en los 55.225 euros que reclama la versión EQB 250; la 300 4Matic parte de 58.464 euros, en tanto que hacerse con la 350 4Matic exige desembolsar 60.707. Si se desea contar con la tercera línea de asientos hay que añadir otros 1.100 euros.

100% ELÉCTRICO

AGILIDAD O AUTONOMÍA

Equilibrio. Como todo eléctrico, el EQB sufre el dilema entre poderío y posibilidades de uso. La solución motriz más modesta arrastra los 2.110 kg del modelo a 160 km/h, y permite progresar de 0 a 100 en 9,2 segundos. Una conducción adecuada, más bien sosegada, propicia acercarse al registro de autonomía ideal, homologada en 469 km. Las dos motorizaciones superiores, en las que el bloque trasero actúa como propulsor principal y el delantero interviene solo cuando se precisa potencia o tracción suplementarias, ofrecen reacciones más alegres. Repiten la velocidad punta, pero mejoran la capacidad de aceleración (8 segundos hasta 100 km/h la de 228 CV, 6,2 la de 292). Como contrapartida, la autonomía oficial desciende en ambos casos a 420 km.