L nuevo Honda HR-V emprende su singladura comercial aportando una solución moderna y perspicaz a la asignatura pendiente de la movilidad sostenible. El SUV medio de la firma japonesa (mide 4,34 metros) acomoda su propuesta contemporánea a un discurso estético bastante más atrevido y fascinante, cualidades que también sirven para describir perfectamente su apuesta tecnológica. Honda se decanta en este modelo por la tercera declinación del método e:HEV, empleado también por el Jazz y el CR-V, una fórmula de propulsión híbrida autosuficiente, es decir, que no necesita recurrir a la recarga en un enchufe.

El HR-V avanza gracias a la contribución de un sistema motriz de concepción y funcionamiento complejos, pero de sencilla utilización. En él cooperan dos bloques eléctricos y uno a gasolina, cada uno de ellos con cometidos específicos. Su labor coordinada persigue que los movimientos del automóvil respondan más a impulsión eléctrica que a térmica. Es una singularidad que lo distingue de otros híbridos no enchufables, con una mayor dependencia del motor de explosión. El objetivo de esta receta desarrollada por Honda es optimizar eficiencia y rendimiento, o lo que es igual, atenuar tanto los costes como las secuelas medioambientales de los desplazamientos.

La e:HEV es la única motorización que entra en los planes de Honda para el HR-V. Este conjunto propulsor híbrido consta de dos bloques eléctricos compactos, asociados a otro de gasolina DOHC i-VTEC de 1,5 litros, a una batería de iones de litio y a una transmisión de engranaje fijo acoplada a una unidad de control de potencia. Cada uno de esos componentes desempeña una labor diferente.

La misión del corazón eléctrico fundamental, que remite una potencia equivalente a 131 CV a las ruedas delanteras, es la impulsión propiamente dicha. El segundo, en cambio, actúa como recuperador y productor de energía. De alimentarlo se encarga el motor de gasolina, un bloque de cuatro cilindros atmosférico; esta unidad, que eroga 109 CV, puede intervenir eventualmente en apoyo del propulsor eléctrico principal para hacer avanzar al coche en situaciones de máxima demanda de nervio.

Fiel a este esquema de trabajo, el HR-V efectúa la mayor parte de sus recorridos en modo total o parcialmente eléctrico. Mantiene en funcionamiento constante el motor térmico para garantizar un buen nivel de carga, evitando así tener que recurrir a un sistema de conexión por cable a la red para el reabastecimiento. Por tanto, al modelo le basta con una batería pequeña y puede prescindir de otra más capaz, que también sería más voluminosa, pesada y costosa.

Honda estima que este desarrollo técnico es el más adecuado a su SUV compacto "en cualquier situación de conducción, puesto que combina el rendimiento y la eficiencia de un vehículo eléctrico con la facilidad de uso de los automóviles con motores tradicionales". La clave para que el sistema e:HEV funcione se esconde en la mencionada unidad de control, verdadero cerebro electrónico del sistema, que se encarga de activar y gestionar el modo de impulsión idóneo para cada momento. Decide cómo, cuándo y hasta qué punto interviene la impulsión eléctrica para conseguir que del tubo de escape y del bolsillo salga siempre lo menos posible. La transición de una a otra modalidad de funcionamiento es tan sutil que resulta casi imperceptible para quien conduce.

En recorridos urbanos, el HR-V confiere mayor protagonismo al avance con impulsión electrificada. En cambio, al circular en vías rápidas, a velocidad constante, el sistema considera más eficiente funcionar con el motor de combustión. Y si es preciso contar con una dosis suplementaria de potencia para acelerar, tanto en un adelantamiento como en una incorporación a autopista, el controlador cambiará a propulsión híbrida con el fin de procurar ese impulso adicional. En tal situación, este método de funcionamiento mixto permite proseguir la carga de la batería desviando puntualmente hacia ella la energía procedente del generador, alimentado por el motor de gasolina.

La capacidad de decisión humana a la hora de manejar el HR-V se circunscribe a la elección de los tipos de respuesta por parte del sistema e:HEV. El modo normal plantea una fórmula de compromiso entre prestaciones, confort de marcha y huella medioambiental. Las personas que prefieran reacciones algo más temperamentales pueden decantarse por el reglaje Sport, con un acelerador más reactivo al pisotón. Si lo que se busca es una depurada austeridad, no hay duda de que la opción idónea es la brindada por la función Econ, que minimiza el consumo y las emisiones poniendo coto al aire acondicionado y a la efusividad del motor.

Cuando el objetivo es ahorrar euros y humos a toda costa, la transmisión automática del HR-V ofrece la alternativa B al modo D habitual. Al decidirse por ella se intensifica la recuperación de energía en las fases de avance por inercia del vehículo y también en las frenadas. Dependiendo de la intensidad seleccionada por medio de las levas situadas tras el volante, la creciente retención provoca que el pedal de freno se vuelva paulatinamente menos necesario.