El Gran Premio de Japón, decimosexta estación de las veinte que componen el campeonato, será recordado por los errores de cuantos pelean por el campeonato. En un escenario propicio para revertir situaciones o ahondar las diferencias, el fracaso fue el denominador común para los tres pilotos que pujan por la corona de MotoGP.

Para comenzar, la parrilla de salida ofrecía considerables anomalías. Marc Márquez, incorporado en la cita previa tras más de tres meses apartado de la competición, figuraba en la posición de una insospechada pole. Los tres principales candidatos al trono de la categoría reina, Fabio Quartararo, Francesco Bagnaia y Aleix Espargaró, arrancaban noveno, duodécimo y sexto, respectivamente, en el preludio de un sombrío día. El sol, sin embargo, irradiaba en Motegi en el día del destape de Jack Miller.

Antes de lanzarse la prueba, en la vuelta de calentamiento, Aleix enfiló el garaje para reemplazar su Aprilia; a la postre se descubriría que el catalán tenía activado el modo ECO Lap en su primera moto, un mapa configurado para ahorrar gasolina que impedía a su máquina superar los 80 kilómetros por hora. Condenado a salir desde el pit lane, Aleix ganaría nueve posiciones hasta ser decimosexto, insuficiente para la pugna por el título. “Lo que más me jode es que podía ganar; es un paso atrás, podía haber ganado tranquilamente”, lamentó con dosis de razón, puesto que Miller partió una posición más retrasado y alcanzó la victoria.

Bagnaia, que rodaba noveno en la última vuelta, se fue al suelo cuando trataba de adelantar a un Quartararo que fue octavo sin pena ni gloria pero con relativa satisfacción, porque aunque el resultado fue discreto, por primera vez en cinco carreras logró frenar la sangría de puntos causada por Bagnaia –81 en las cinco citas previas– para ampliar su ventaja en el liderato del Mundial.

El francés se escapa a 18 puntos de Bagnaia, cuando estaba a solo 10 de distancia, y a 25 de Aleix. Si bien, quedará con el desconsuelo de no exprimir una jornada ideal para asestar un importante golpe al Mundial. “Hace mucho tiempo que no disfruto encima de la moto”, confesó Quartararo, realista aunque contrariado: “Si tenemos en cuenta las circunstancias, es mejor sumar 8 puntos que perderlos. Pero también es frustrante”.

"La cagué, y suerte que no tiré a Quartararo"

En el país del sol naciente se apagaron grandes ilusiones. “He cometido un gran error, la cagué, y suerte que no tiré a Quartararo”, expresó Bagnaia, quien nada más caerse comenzó a aplaudir en tono de ironía, autoculpándose de un error que puede valer un título. No obstante, el italiano extrajo el lado positivo de una carrera anómala: “Tuve suerte porque Fabio no tuvo su día y Aleix Espargaró tuvo un problema”. Bagnaia revivió un nuevo capítulo de lucha con Enea Bastianini, noveno. En el box de Ducati, el jefe del equipo, Davide Tardozzi, mostró su enfado por la pugna entre los pilotos de la marca italiana.

“Márquez está fuerte, apostaría mi dinero por él”, señaló Quartararo antes de lanzarse la carrera. Marc acaparaba atención con su pole, un primer puesto de salida logrado 1.071 días después. Sin embargo, arrancó con prudencia, sin asumir riesgos para no repetir el papel de Aragón. Márquez sería cuarto, siendo aplaudido con euforia por su garaje. “Ha sido mejor de lo esperado. Tenía el brazo cansado, pero no tenía un dolor como el que tenía en las otras carreras. Ese es el punto más importante para mí”, repasó el catalán.

En el primer giro, Jorge Martín cazó el liderato, donde permaneció las dos primeras vueltas. En la tercera, Miller se aupó al frente para comenzar un episodio de tiranía. Nadie puedo coger el rebufo del australiano, que se convirtió en el sexto ganador de la temporada. A siete vueltas del final, su margen era superior a los 5 segundos. Rodaba pletórico Jackass. “He llorado como un bebé en la vuelta de celebración”, admitió Miller. “No entiendo cómo Miller fue tan rápido y yo tan lento”, expresaría Bagnaia sobre su compañero de equipo. 

Brad Binder y Jorge Martín completan el podio

Por detrás, Brad Binder arrebató la segunda plaza a Martín en el último giro; el sudafricano no pisaba el podio desde Catar, la prueba inaugural. Mientras, el madrileño regresaba al podio siete carreras después para subir por tercera vez este año al cajón. Resultados extraños especialmente para los favoritos a ceñirse la corona de MotoGP. “Este fin de semana fue muy raro, pero en Tailandia no seré más agresivo de lo normal”, anticipó Bagnaia, gran damnificado junto a Aleix, que fueron motivos para una discreta celebración de un Quartararo que debe preocuparse por el escaso rendimiento de su Yamaha.