Detectar a tiempo que debes llevar a tu mascota al veterinario es siempre fundamental. En ocasiones, los animales de compañía presentan síntomas que, si no se tratan en su debido momento, pueden acarrear graves problemas de salud en el futuro.

Según apunta Imanol Sagarzazu, de la clínica veterinaria Lardy de Donostia, “es más fácil saber cómo se encuentra un gato o un perro que cualquier otro animal de compañía”. No obstante, entre ellos también existen notables diferencias: “Los perros son mucho más expresivos. En todo momento muestran su estado anímico y, en caso de tener alguna dolencia, la manifiestan enseguida”.

Por su parte, los gatos son más retraídos y esconden el dolor. Esto se debe a su carácter más introvertido y a que es un animal que históricamente ha tenido muchos depredadores. “El hecho de verse en peligro les obliga a no mostrar sus debilidades”, apunta Sagarzazu. 

Cambios de conducta

Tanto en el caso de los perros como en el de los gatos, lo primero que se altera cuando presentan un problema de salud es su conducta: “Es muy significativo ver que varía su manera de alimentarse o hidratarse. Por lo general, si se sienten mal comen menos y beben más agua”, destaca el veterinario de la clínica Lardy.

Asimismo, al dueño de un can se le deben saltar las alarmas al comprobar que la energía y vitalidad de su mascota ha menguado. Si sufren alguna dolencia, se les notará más tristes y apagados, así como menos receptivos a los estímulos. También tendrán menos ganas de pasear o de correr, y al hacerlo es habitual que presenten dificultades y tosan más de la cuenta. Por otro lado, suelen rascarse la piel o las orejas en repetidas ocasiones, lo que es una señal de que algo no marcha con normalidad.

Sagarzazu resalta que “el hecho de que los gatos no sean tan activos a nivel físico dificulta muchas veces la detección de los problemas”.

Variaciones en el peso

En opinión de Sagarzazu, “controlar el peso de nuestro animal de compañía es absolutamente imprescindible. La báscula no engaña y es una muestra muy fiable de su estado físico. Es muy importante evitar el sobrepeso o la falta del mismo, ya que es un aspecto que condiciona enormemente su salud en general”.

Por otro lado, también hay que asegurarse de que el animal no pierda ni pelo ni visión. Un pelo fuerte es siempre un síntoma positivo y, por el contrario, su caída puede ser el reflejo de que algo va mal: “Siempre les digo a los clientes que tanto el pelo como el estado de la piel son factores cruciales. Si se perciben anomalías en ambos casos, lo mejor es acudir al veterinario. Muchos problemas se manifiestan a través de la caída del pelo”, expresa el veterinario, quien a su vez indica que hay que estar atentos a la visión de nuestras mascotas: “Es otro elemento básico de su bienestar. Si a tu perro o a tu gato le cuesta reconocerte cuando llegas a casa, preocúpate”.

Síntomas del envejecimiento

El veterinario de Lardy señala que los síntomas del envejecimiento que padecen los animales no distan mucho de los que sufren las personas: “Al fin y al cabo, hay patologías que emergen debido al paso del tiempo. Es ley de vida y completamente normal que a un perro le cueste más andar en su vejez que cuando era un cachorro. Con los años, se pierden facultades y aparecen los problemas musculares y cardíacos, de modo que no es de extrañar que la edad avanzada del animal sea en muchas ocasiones la única explicación a su deterioro físico y cognitivo”.

Diferencias entre razas

Es necesario destacar que las patologías pueden variar ampliamente dependiendo de la raza de perro: “Los canes grandes tienen una menor esperanza de vida y, en líneas generales, una salud más frágil que los pequeños. Por ejemplo, no es habitual que una raza de poca envergadura sufra de artritis, pero en las de gran tamaño es una dolencia muy común”, explica.

Y es que las razas grandes tienen una mayor debilidad cardíaca y muscular, lo que condiciona su movilidad: “Son más pasivos y, en consecuencia, tienen una mayor tendencia a engordar. Además, por sus delicados estados de salud, debemos aplicarles tratamientos que acarrean efectos secundarios nocivos”.

Revisiones anuales

Es mejor prevenir que curar, por lo que Sagarzazu recomienda a los dueños llevar a sus mascotas al veterinario al menos una vez al año para corroborar que todo sigue en orden. “Comprobamos todo: la dentadura, el peso, la vista, la movilidad... todos los componentes que son trascendentales para la salud”.

El veterinario también pone el foco en la atención de los dueños: “Si estás pendiente y te fijas en su comportamiento, es relativamente sencillo detectar que a tu mascota le sucede algo que se sale de lo habitual. El secreto reside en conocerla bien”, concluye.