La ninfa, la cacatúa ninfa o carolina es una ave muy popular entre los que se deciden a adoptar como mascota una ave, y más en concreto una psitácida, la familia de los loros y las cacatúas. La simpática cresta de ese pájaro australiano, su sociabilidad, su capacidad emitir y aprender sonidos y su inteligencia lo hacen muy atractivo.

Pero a pesar de su aparente capacidad de adaptación a un hogar humano, hay que tener en cuenta una serie de aspectos para que su bienestar y salud sean los mejores.

Las ninfas son unas aves que necesitan contacto social y mucha actividad estimulante. Freepik

Sociabilidad

A la hora de adquirir una ninfa, en un criador autorizado y legal, hay que saber que son aves sociales, que les gusta estar con otras de su especie y que se adaptan bien al trato con otras aves y con los humanos. Por ello lo más adecuado es comprar una pareja, que no tiene que ser de macho y hembra necesariamente.

En este punto hay que plantearse si se va a criar o no, por lo que es importante saber qué dice la nueva Ley de Bienestar Animal en su artículo 53, además de pedir el certificado de que se han sexado correctamente. En algunas variantes de ninfas apenas hay dimorfismo sexual y por eso es importante acudir a criadores legales y conocidos.

La sociabilidad de las ninfas se hace extensiva a otras aves con las que puede compartir pajarera y a los humanos que vivan con ellas. Si se les dedica tiempo, serán una gran compañía.

Espacio adecuado

Las ninfas, como todas las psitácidas, son activas e inteligentes, por lo que la pajarera en la que vivan debe ser amplia, con espacio para poder volar. Tienen un vuelo muy explosivo y sin sitio suficiente pueden chocar contra las paredes.

Además de volar les gusta trepar, moverse e investigar, por lo que es muy importante enriquecer su entorno con todo tipo de juguetes, cuerdas, escaleras, balancines y ramas por las que puedan desenvolverse. No hay que olvidar una pequeña zona de baño para que beban y se aseen. Cada cierto tiempo se puede cambiar la decoración para que no se aburran.

Lo mínimo de una jaula para ninfas debe ser de una base de 50x50 cm y una altura de 65-70 cm. En este caso, para facilitar que vuelen, es bueno dedicar un rato del día a que vuelen fuera de la jaula, por la habitación; será una forma de hacer ejercicio y de que explore nuevos entornos. Como consejo, cubrir las superficies reflectantes y transparentes para evitar que choquen con ellas.

Alimentación

Las ninfas son esencialmente granívoras, por lo que la base de su alimentación serán las semillas. Pero debe ser variada, mezclando avena, alpiste, mijo, pipas de girasol (de estas pocas, en exceso pueden dar problemas) y sésamo, entre otras. Es fácil encontrar pellets de comida preparada que facilita una dieta equilibrada. A esto hay que añadirle un suplemento diario de verdura y fruta fresca como calabacín, zanahoria, tomate, manzana...

Un aspecto importante de su alimentación es el forrajeo. En libertad pasan mucho tiempo en el suelo buscando entre la hierba las semillas, por lo que es un estímulo bueno cubrir la base de la jaula con un sustrato en el que puedan buscar. A esto se puede añadir pequeñas cajas de cartón cerradas con comida dentro para que se esfuercen en buscarla y sacarla.

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Dos variedades de ninfas, la arlequín a la derecha y la lutina a la izquierda Freepik

Variedades de ninfas

Aunque es una única especie, la Nymphicus hollandicus, hay una gran variedad de ninfas, todas ellas fruto de la cría selectiva. La ninfa salvaje, la original de Australia, se conoce como ninfa gris ancestral. El cuerpo es gris en ambos sexos, y en el caso del macho la cabeza es amarilla con las mejillas naranjas, y en las hembras tiende al gris con el naranja de las mejillas más apagado. Algunas plumas de las alas son blancas.

Hay 22 variedades, de las cuales estas son las principales:

  • Ninfa arlequín o manchada. Es la más antigua de todas. Su plumaje es parecido al de la ancestral, pero también tiene tonos amarillos e incluso blancos. El penacho es amarillo con algún tono gris. El ojo es negro.
  • Ninfa Lutina. Esta variedad de ninfa elimina los pigmentos grises, por lo que su color va de un amarillento pálido a uno intenso. Sus mejillas son de color anaranjado. Los ojos son rojos.
  • Ninfa perlada. Plumaje parecido a la ancestral, presenta en las alas un perlado muy característico que los machos suelen perder.
  • Ninfa canela o isabela. Esta variedad tiene el plumaje más claro y va del café al beige o canela suave.
  • Ninfa cara blanca. En esta variante desaparecen los colores amarillos y naranjas que pasan a a ser gris o café.
  • Ninfa albina. Es completamente blanca por falta de melanina.