l circo es ese lugar mágico con el que todos los niños sueñan visitar. Colores, magia, luz, humor... Es el espacio familiar ideal y tan necesario para esas edades, aunque parezca insignificante. Por un momento viajamos en el tiempo y en ese instante solo predominan los momentos felices y llenos de diversión. No obstante, esta práctica siempre se ha considerado muy sacrificada. Los acróbatas, malabaristas e incluso los payasos trabajan durante muchas horas, e incluso meses, para ofrecer el mejor de sus espectáculos. Pero lo cierto es que llevan años potenciando su cuerpo y mente, ahí está el secreto. El circo potencia las habilidades de los más pequeños, ¿lo sabías?
A través de las actividades y juegos circenses los niños se sienten libres de crear e imaginar por eso tiene múltiples beneficios. Además, los materiales que en este ámbito se manejan son muy adecuados para que sean los propios niños los que creen juegos y actividades relacionando la habilidad circense y la calidad educativa. Este lugar donde predominan las acrobacias, los malabares y los aplausos, es el lugar ideal para la nueva generación de menores que crecen en un mundo cada vez más digitalizado. En él realizan ejercicio físico, se relacionan y abordan múltiples disciplinas en las que trabajan las habilidades corporales, la comunicación y el lenguaje verbal y no verbal. El espectáculo está asegurado, ¿quieres saber sus beneficios a temprana edad? Te los contamos:
Habilidades que potencia el circo en los niños
El primer paso para conocer sus gustos y conocerse: el circo es uno de los lugares más atractivos para los niños. Es importante que desde pequeños se les inculque un hobby, que les motive y con él potencien la creatividad. Con el paso del tiempo, esa creatividad la plasman en las ramas artísticas como la pintura, la danza o el teatro. Así se convierten en verdaderos artistas, ya que el circo es el puente perfecto para esos pequeños genios creativos. Por otro lado, como elemento positivo es que este espacio les hace ganar confianza en sí mismos, así que dominarán por completo la comunicación verbal y no verbal, e incluso el respeto por el trabajo que realizan sus compañeros. Pero estos aspectos los abordaremos también en los siguientes puntos.
Trabajar la respiración: otro de los puntos positivos que se destacan en la rutina circense es la respiración y la relajación. En el circo los niños aprenden a conocer su cuerpo y a trabajar los momentos de estrés. Por eso es tan importante trabajar el mensaje corporal no verbal. Después de hacer cualquier ejercicio físico, trabajar esa paz mental les ayuda también a saber cómo gestionar momentos de alta intensidad y de estrés cuando crezcan.
Mejora la comunicación: estar delante de tantas personas puede dar vértigo, pero lo cierto es que quitarse la vergüenza va a hacer que no se pongan nerviosos, comuniquen mejor sus ideas y sentimientos, que mejoren el léxico, trabajen la entonación, la pronunciación, etc. Además, también se potencian otras habilidades: se maneja el lenguaje corporal, descubriendo nuevos gestos y nuevos movimientos que permitan comunicar al ser introducidos en un espacio y en un tiempo determinado.
Conocer los sentimientos: el circo no deja de ser una rama pura en la que se trabaja la interpretación y con ella la dramatización. Jugar con los sentimientos e identificarlos es imprescindible en la edad temprana. La tristeza, la felicidad, la pasión... Todas ellas tienen cabida en el pequeño mundo circense. Esto les hará madurar mentalmente.
Potencia la cultura y los valores cotidianos: otra área a la que se puede hacer alusión es la del entorno. El circo nos permite acercar a los niños a objetos y elementos nuevos explorando sus cualidades y características, así como emprender el reconocimiento de su entorno próximo, la cultura y la vida en sociedad. Igualmente, se puede trabajar la vertiente de los valores, ya no solo para el ambiente educativo, sino también para la vida cotidiana. El mundo del circo nos facilita, como ya mencionábamos, a trabajar la autoestima desde edades tempranas, pues permite que cada individuo se desarrolle dentro de sus posibilidades, afianzando al tiempo el trabajo en equipo, la cooperación y la confianza así como la tolerancia. Permite sobre todo, comprender la necesidad de respetar a los demás.
La auto-superación: realizar cualquier ejercicio dentro del circo es una habilidad que contribuye a la auto-superación de uno mismo. Los niños pueden observar sus progresos y motivarse a seguir dando pequeños pasos, ya que sus habilidades son muy agradecidas.