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Cada cuánto hay que cambiar la escobilla del váter y por qué es importante hacerlo

Un elemento básico del baño que suele pasarse por alto pero puede acumular más bacterias que el propio inodoro

Cada cuánto hay que cambiar la escobilla del váter y por qué es importante hacerlo

La escobilla del váter es uno de esos objetos del hogar que usamos a diario pero apenas recordamos que también necesita mantenimiento. Aunque su función es mantener limpio el inodoro, lo cierto es que, con el tiempo, se convierte en uno de los focos de gérmenes más grandes del baño. Cambiarla con la frecuencia adecuada no solo mejora la higiene, sino que también ayuda a evitar malos olores y la proliferación de bacterias que pueden afectar a toda la estancia.

La frecuencia ideal para reemplazarla

Los expertos en limpieza recomiendan cambiar la escobilla del váter cada seis meses, aunque el periodo puede variar según su uso y las condiciones del baño. En hogares donde se utiliza con más frecuencia, lo ideal es sustituirla cada tres o cuatro meses. En cambio, en viviendas con menos personas o segundas residencias, puede alargarse hasta un año siempre que se mantenga una correcta desinfección después de cada uso.

Un buen indicador de que ha llegado el momento de cambiarla es el aspecto de las cerdas o el cabezal. Si están deformadas, manchadas o desprenden mal olor incluso después de limpiarlas, es hora de renovarla.

Por qué es necesario cambiarla con regularidad

Durante el uso, la escobilla acumula restos orgánicos, cal y microorganismos, y aunque se aclare con agua, muchos de ellos permanecen adheridos. Con el tiempo, la humedad constante y la falta de ventilación crean un ambiente perfecto para que bacterias, hongos y moho se multipliquen.

Además, cada vez que se usa, pueden salpicarse microgotas contaminadas que terminan en el mango o el soporte, contaminando otras superficies. Por eso, mantener una escobilla vieja o deteriorada puede ser tan antihigiénico como no limpiar el inodoro con frecuencia.

Trucos para limpiar el inodoro

Cómo limpiar y mantener la escobilla en buen estado

Para prolongar su vida útil, conviene desinfectarla una vez por semana. Basta con dejarla reposar unos minutos en un cubo con agua caliente y lejía o vinagre blanco, enjuagarla y dejarla secar completamente antes de guardarla en su soporte. También es recomendable limpiar el recipiente donde se apoya, ya que suele acumular residuos y humedad.

Otro truco útil es dejarla secar al aire después de cada uso, apoyándola entre el borde del inodoro y la tapa, para evitar que el agua quede estancada. De esta forma, se reduce la proliferación de bacterias y los malos olores.

No todas las escobillas son iguales. Las de cabezal de silicona se han popularizado porque repelen mejor la suciedad, se secan con más rapidez y resultan más fáciles de limpiar que las tradicionales de cerdas de plástico. Además, duran más y no retienen tanta humedad, lo que permite alargar ligeramente su vida útil antes de reemplazarlas.

Cambiar la escobilla del váter cuando toca es una medida sencilla que mejora la higiene del baño y previene olores desagradables. Una limpieza regular y una correcta ventilación ayudan a prolongar su uso, pero tarde o temprano, todo accesorio de baño necesita renovarse.