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Llega el frío: el truco de los fontaneros para un radiador perfecto

Con la llegada del invierno, los radiadores recuperan protagonismo en los hogares y su buen mantenimiento se convierte en clave para garantizar el calor en casa

Llega el frío: el truco de los fontaneros para un radiador perfectoFreepik

Con la llegada de las bajas temperaturas en invierno, es habitual encender la calefacción y descubrir que los radiadores no calientan de forma uniforme. En muchos casos, la parte superior está más fría que la inferior o se escuchan ruidos de gorgoteo. La explicación es sencilla: burbujas de aire atrapadas en el circuito que bloquean el paso del agua caliente y reducen la eficacia del sistema. Este fenómeno aparece sobre todo tras meses de inactividad, como en primavera y verano.

La importancia del purgado

El truco de los fontaneros es tan básico como efectivo: purgar los radiadores antes de que empiece el invierno. El proceso consiste en expulsar el aire acumulado para que el agua circule sin obstáculos. Para comprobar si es necesario, basta con tocar la parte superior del aparato: si está más fría que la parte inferior, ha llegado el momento. Con la calefacción apagada, se coloca un recipiente bajo la válvula del radiador y se abre con una llave o destornillador. Primero saldrá aire acompañado de agua con mal olor; cuando el flujo sea continuo y uniforme, el purgado estará completado. Conviene repetirlo en todos los radiadores, empezando por los más cercanos a la caldera.

Cómo purgar y preparar los radiadores antes de que llegue el invierno

Más allá del purgado, otro paso esencial es comprobar la presión de la caldera. Si la presión es demasiado baja, el agua no circulará con suficiente fuerza; si es demasiado alta, el sistema puede sufrir averías. Los fontaneros recomiendan que se sitúe entre 1 y 1,5 bares, aunque lo ideal es seguir siempre las indicaciones del fabricante. Un simple vistazo al manómetro antes de encender la calefacción puede evitar muchos problemas.

La importancia de la limpieza

No solo el aire afecta al rendimiento. El polvo acumulado en la superficie de los radiadores también actúa como aislante e impide que el calor se transmita correctamente. Aspirar las ranuras y pasar un paño húmedo de forma regular mejora la eficiencia y, de paso, la calidad del aire en casa. Un radiador limpio emite calor de manera más rápida y homogénea.

Un radiador de gas.

En ocasiones, tras purgar y revisar la caldera, algún radiador sigue sin calentar bien. La causa puede estar en los detentores, las llaves situadas en la parte inferior de cada aparato. Ajustarlas permite redistribuir el caudal de agua y lograr que todas las habitaciones alcancen la temperatura deseada. Cerrar ligeramente los radiadores de las estancias más cálidas y abrir más los de las zonas frías ayuda a equilibrar el sistema.

Los expertos insisten en que dedicar unos minutos a estas tareas de mantenimiento repercute directamente en la eficiencia energética y el ahorro. Un radiador en buen estado consume menos, alarga la vida de la caldera y evita facturas abultadas. Además, reduce el riesgo de averías y garantiza un invierno confortable sin sorpresas.