Getxo atesora un patrimonio arquitectónico de excepcional valía, procedente fundamentalmente de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX a raíz de su articulación como una ciudad-balneario. Pero también, del origen de su articulación histórica, los conjuntos que conforman la puebla de pescadores y el núcleo de la anteiglesia rural. Su relevancia patrimonial le sitúa entre las ciudades balneario más hermosas de la costa atlántica europea.
En esta guía se recogen las obras más brillantes, de la arquitectura de Getxo entre 1500 y 2020. En total son doscientas diez y en su mayor parte son inéditas. La evaluación de estas obras se ha fundamentado a partir de un exhaustivo trabajo de archivo, en donde se han consultado los expedientes de las obras preseleccionadas en el trabajo de campo. Con la información obtenida en el archivo se ha podido hacer la selección de los edificios a incluir en el libro. El estudio de los edificios se hacen de acuerdo a unas fichas que incluyen los datos básicos (estilo, denominación, arquitecto, fecha y emplazamiento), un texto con las características fundamentales y una fotografía de gran formato. Estas fichas se ordenan estilísticamente de acuerdo a los lenguajes que marcan la evolución de la arquitectura getxotarra y dentro de estas fases por cronología Esta metodología elegida constituye un instrumento muy eficaz para revelar el excepcional y rico patrimonio arquitectónico de Getxo al gran público de una manera rigurosa.
Dos etapas
En la arquitectura getxotarra se distinguen dos etapas diferenciadas.
La primera es la histórica de 1500 a 1859 e imperaron tres estilos, renacimiento, barroco y neoclásico. Estos lenguajes tuvieron en común, que se fundamentaron en la revisión normalizada de la tradición clásica con tres visiones diferenciadas. De este periodo hay que destacar dos: el caserío Murua declarado como monumento por el Gobierno vasco por ser un destacado ejemplo del modelo renacentista de soportal y el castillo del Príncipe por la singularidad que representa por su tipología defensiva.
La segunda es la contemporánea que se extiende entre 1860 y 2020 y dominan los siguientes lenguajes: eclecticismo, neovasco, neoinglés, modernismo, regionalismo, art déco, racionalismo, Estilo Nacional, racionalismo de posguerra, Modernidad de los Cincuenta, funcionalismo y organicismo, y neovanguardias. Estas expresiones, que a diferencia de las históricas no estuvieron normalizadas, fueron el reflejo de cada momento histórico y presentaron características diferenciadas. A continuación, analizamos de manera resumida sus peculiaridades fundamentales.
El eclecticismo fue el estilo dominante en la arquitectura de la segunda mitad del siglo XIX y primera década del siglo XX. Se caracterizó por la reelaboración libre de los estilos del pasado en una síntesis nueva. Tuvo como referencia más usual, la clásica, aunque también tuvo cabida el neomedievalismo para la tipología religiosa. En el diseño de las fachadas lo decisivo fue lo ornamental. En Getxo tuvo una notable presencia, pero lo conservado ha sido muy poco porque en su mayor parte se ha derribado.
De este tiempo, sobresalen los siguientes ejemplos: la ermita de Santa Ana por su condición pionera en la introducción del neomedievalismo en la arquitectura contemporánea de Euskal Herria, el Puente Bizkaia dada su relevancia internacional, las residencias unifamiliares de Sangroniz, Olozaga y San Joseran y el Cementerio Municipal.
El neovasco surgió en Euskal Herria a finales del siglo XIX como una manifestación tardía del espíritu romántico que tiñó las primeras décadas del ochocientos. En consecuencia, no es un estilo regionalista a inventar, sino que ya existía, aunque su implantación fue limitada por la inexistencia de un contexto político adecuado para su pleno desarrollo. Un estilo que implicaba, a diferencia del eclecticismo que se fundamentaba en transponer modelos aprendidos por los arquitectos y maestros de obras en sus años de formación, la utilización de lo local como fuente de inspiración. Una arquitectura creada en Euskal Herria y utilizando como modelo de referencia su tradición histórica rural y urbana. Getxo cuenta con uno de los mayores y mejores conjuntos de arquitectura neovasca en Euskal Herria. Su relevancia deriva del gran número de obras conservadas realizadas por grandes arquitectos de la arquitectura contemporánea vasca. De este conjunto se pueden resaltar los siguientes ejemplos: las obras realizadas por los arquitectos Calixto Emiliano Amann, Ricardo de Bastida, Rafael de Garamendi y Manuel María de Smith y la Casa de Salvamentos de Náufragos y Cofradía de Pescadores por corresponder con una tipología inusual. El neoinglés en los registros Reina Ana y Old English fue una de las tendencias preferidas por la burguesía bizkaina a lo largo del primer tercio del siglo XX para sus viviendas unifamiliares. Esta elección se debió a un fenómeno de anglofilia, cuya motivación se encuentra en las relaciones comerciales de Bizkaia con Inglaterra a raíz de la industrialización de la segunda mitad del ochocientos. Pero también se debió al extraordinario impacto que la arquitectura inglesa, especialmente del periodo victoriano tardío, ejerció a comienzos del siglo XX en todo el mundo en su condición de potencia imperial. El municipio de Getxo es uno de los centros fundamentales del estilo neoinglés, no solo en Euskal Herria sino también del estado español. Es preciso ponderar las obras realizadas por el arquitecto Manuel María de Smith, que fue el máximo exponente de este estilo en la arquitectura vasca contemporánea vasca.
La elección modernista vino condicionada por la necesidad de encontrar en las referencias internacionales el nuevo estilo frente a la incertidumbre de la opción arquitectónica a seguir a comienzos del siglo XX, como consecuencia de la crisis del 98. No fue un estilo uniforme, sino que hubo cinco focos importantes, cada uno de ellos con características peculiares: el catalán, el vienés, el francés, el alemán y el italiano. La influencia del modernismo en Bizkaia se extendió entre 1900 y 1914 y las dos variantes con mayor predicamento fueron la francesa y la vienesa. La obra a ponderar de este tiempo es el Muro de Contención y Galerías de Punta Begoña del arquitecto Ricardo de Bastida de 1918 por su uso pionero del hormigón armado.
El regionalismo es un lenguaje que nació en la primera década del siglo XX, para dar respuesta a la crisis del 98. Su modelo de referencia fue la arquitectura española histórica. Su proceder fue idéntico al eclecticismo, la diferencia estuvo en la fuente elegida. La variante montañesa fue la que tuvo un mayor predicamento en Bizkaia. En Getxo hay que destacar los chalets Eguzki -Alde y Lezama Leguizamón.
Art déco
El estilo art déco tuvo su origen en la Exposición de Artes Decorativas de París de 1925. Su nota distintiva estuvo el intento de hacer un lenguaje moderno en el sentido de no utilizar ni reproducir los estilos históricos. Tomó la referencia de la secesión vienesa para construir edificios de volúmenes escalonados, limpios y sencillos con una decoración refinada y mesurada. Pero su apuesta renovadora fue superficial porque la concentró fundamentalmente en el diseño de las fachadas y reflexionó, en menor medida, en la distribución de las viviendas. En el art déco de Getxo hay que destacar la Casa Social por lo excepcional de su uso en un edificio de esta tipología.
El racionalismo irrumpió en la arquitectura bizkaina a partir de 1930. Es una arquitectura que se sustentó en el rechazo a las referencias a los estilos del pasado, en favor de una arquitectura tersa sin ornamentación; es la plástica de la geometría pura, la obsesión del rigor y la esencialidad de la forma. Sus bases teóricas se encuentran en la vanguardia centroeuropea y las directrices de los C.I.A.M., Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, muy influidas por la fuerte personalidad del arquitecto Le Corbusier. Pero su preocupación no sólo fue crear un lenguaje nuevo sino también, y muy decisivamente, resolver los problemas sociales que venían arrastrando las sociedades industriales desde finales del ochocientos. Getxo es el segundo centro más destacado de la presencia del racionalismo en la arquitectura contemporánea bizkaina. Destacan sobremanera dos ejemplos de viviendas, los realizados por Juan de Madariaga y Rafael de Garamendi
Franquismo
La etapa del estilo Nacional y el racionalismo de posguerra estuvo marcada por la instauración de la dictadura franquista en 1939. Trajo la ruptura radical con el pasado y la imposición de un nuevo estilo normalizado que fuera la expresión de la dictadura franquista, el Nacional, caracterizado por la recuperación de dos modelos fundamentalmente, el Escorial y la arquitectura neoclásica. En la arquitectura bizkaina de este tiempo siguió vigente el racionalismo de la década de 1930, debido a la escasa influencia de la arquitectura oficial promovida por la dictadura. De este momento, hay que ponderar la acertada lectura del arquitecto Manuel Ignacio Galíndez entre tradición y modernidad para la vivienda unifamiliar. En Bizkaia el avance hacia la modernidad se comenzó a fraguar desde me- diados del siglo XX a través una nueva visión denominada Modernidad de los Cincuenta. Este nuevo tiempo se comenzó a construir a partir de la re- visión del racionalismo de anteguerra, afianzando el valor de la abstracción y consolidando la tecnología constructiva del hormigón armado, lo que posibilitó unas soluciones plásticas novedosas y así propiciar una arquitectura fresca, alegre y optimista. La obra más descollante de este momento fue la iglesia de San José. El funcionalismo se manifestó en la arquitectura bizkaina con plenitud al final de la década de los 50 del siglo XX. Esta arquitectura se caracterizó por el rigorismo de la pureza de las formas y la expresión de la fría razón funciona- lista. Todo ello se tradujo en la asunción de los nuevos materiales de la alta tecnología. Desde mediados de la década de los 60 del siglo XX se consolidó una tendencia encabezada por el arquitecto Juan Daniel Fullaondo, de crítica al funcionalismo internacional proponiendo como alternativa el organicismo, una arquitectura expresionista abierta a la manifestación de la subjetividad, lo que se traducía en edificios de composiciones más movidas y asimétricas. El vanguardismo lo ejemplificaron con gran brillantez las propuestas debidas a los siguientes arquitectos: Rufino Basañez con el chalet Bilbao, Eugenio Aguinaga Azqueta con la sede social del club de golf de Neguri, Juan de Madariaga por su revisión modernizada del neovasco y Fullaondo por su lectura orgánica.
La arquitectura de la última etapa se caracteriza por dar una vuelta de tuerca al funcionalismo y al organicismo. De esta fase lo característico fue la construcción de dotaciones públicas muy necesarias, como fueron el Palacio de Justicia y el Muxikebarri.
El Autor: GORKA PÉREZ DE LA PEÑA OLEAGA
Escritor de ensayo especializado en el campo de la historia del Urbanismo y de la Arquitectura de los siglos XIX, XX y XXI de Euskal Herria y del estado español. Cuenta con más de 40 libros, entre los últimos hay que ponderar especialmente los siguientes: ‘Guía de Arquitectura urbana de Barakaldo’ (2011), ‘Luis de Arana y Goiri: un arquitecto desconocido, 1862- 1893-1951’ (2013), entre otros.