Merece la pena recordar la figura de una persona que nació en Burlada en 1880, de forma más concreta el 4 de mayo de aquel año en que, por ejemplo, el rey Alfonso XII firmó la ley de abolición de la esclavitud en el Estado o que Thomas Alva Edison patentó la lámpara incandescente.

En aquel municipio anexo a la capital navarra, llegó al mundo Juan Echepare Aramendia. Murió en 1936. Curioso ese año. ¿Qué le pasaría el año en el que unos militares españoles dieron un golpe de Estado contra la elegida en urnas Segunda República? La respuesta es más clara que lo que realmente ocurrió: fue fusilado por los sublevados, por los contrarios a la democracia, por los valedores del totalitarismo, de la dictadura.

Pero, ¿quién era o por qué era famoso Echepare Aramendia? ¿Por qué molestaba a los a la postre franquistas? Juan era un político del Partido Republicano Autónomo Navarro. El también estanquero, de oficio, había tomado parte en la organización de la intentona republicana de Jaca y Cuatro Vientos en 1930, es decir, tan solo seis años antes. Y, ¿qué relación tenía con las fiestas de San Fermín? Echepare fue quien inventó y promovió el tan famoso chupinazo. Y además lo hacía en la Plaza de la República, como se denominó entre 1873 y 1931, y después del Castillo, en pleno suelo. Como detallaba Osasuna Memoria días atrás en las redes sociales de internet, Echepare ya lanzó el chupinazo el 6 de julio de 1932. “Él impulsó la idea, lo lanzó todos los años hasta 1936 –sus últimos Sanfermines–, lo asesinaron los fascistas y continúa desaparecido”, abrevian. Es más, el golpe de Estado lo dieron el 18 de julio de 1936 y fue fusilado pocos días después de que el republicano lanzara su último cohete.

SU REPUBLICARISMO

Juan Echepare Aramendía en su juventud había viajado por el Estado francés y países de América. Ejerció diversos oficios, entre ellos, agente de seguros. Más adelante, acabaría fijando su residencia en Iruñea y logró la concesión de un estanco en la calle Mayor capitalina. En la ciudad recuerdan que al llegar la Segunda República pintó la bandera tricolor española en su fachada. El burlatarra era miembro de la Liga Nacional Laica y llegó a ser el presidente del Partido Republicano Autónomo navarro. Bajo las siglas de PRAN, fue constituido el 23 de mayo de 1914 por Gregorio Huder, siguiendo el paso a otros Partidos Republicanos Autónomos en otras partes del Estado. Fue creado el mismo año que su homólogo aragonés, pero no tenía prensa de divulgación propia, por lo que utilizó la del PRA Aragonés, La Idea (1914) y El Ideal de Aragón (1915), que llegaron a Iruñea y Tudela.

En 1926, el PRAN se sumó al manifiesto de Alianza Republican. El partido mantuvo su actividad incluso durante la dictadura de Primo de Rivera. Tuvo su sede en la Plaza del Castillo. Lo curioso es que aun reconociendo el antirrepublicanismo del clero mantuvo carácter confesional católico.

Juan Echepare dirigió en 1930 el partido y participó en los preparativos de la Sublevación de Jaca y de la de Cuatro Vientos. Por ello, fue detenido, apresado y encarcelado en Madrid, prisión en la que trabó amistad con Alcalá Zamora. Por una serie de presiones políticas, el partido se integró en 1934 en Izquierda Republicana.

Al salir de la cárcel, el de Burlada participa en la transición a Izquierda Republicana, aunque en esta ocasión no llegó a ocupar cargos políticos. Es entonces cuando en Iruñea ya es conocido por inventar el chupinazo que da inicio a las fiestas de San Fermín.

SIN HALLAR SU CADAVER

Fue en 1931, cuando Echepare Aramendia solicitó que le permitieran prender la mecha del primer cohete que se disparaba en la plaza del Castillo, algo que hasta entonces hacían los empleados de la empresa pirotécnica. Disparó el cohete hasta 1936, contribuyendo a darle mayor solemnidad y participación popular que anteriormente. Nada más estallar la guerra militar, en los primeros compases en los que Nafarroa queda en manos de los golpistas, el estanquero fue detenido y asesinado. A día de hoy casi no existen datos concretos de dónde fue fusilado ni dónde acabaría su cadáver. El guía de Trip Navarra Tours, Javier Aldunate, detalla a DEIA que los cohetes que lanzaba Echepare eran “tipo bombas japonesas” y que el primer ayuntamiento franquista siguió con la tradición, aunque con una diferencia. “A partir de 1941, se hizo desde el balcón del Ayuntamiento y no desde la plaza y rodeados de la ciudadanía. En esta plaza que se llena durante el chupinazo, aunque parece pequeña, caben 12.000 personas y tiene 2.500 metros cuadrados”, pormenoriza Aldunate.

La Federación de Peñas de Iruñea y Autobús de la Memoria, que rindieron homenaje a esta persona en 2015, mantienen que en ese momento “una iniciativa republicana, popular y espontánea se convirtió en un acto falangista, oficial y autoritario”.