A vosotros que no erais objetivo militar
En la pared principal del cementerio de Elorrio se puede leer: Nigan sinistuta visi dana Esda iños ilgo ¡se sori ona! Labur larri eta contauac dira gure lurreco egunak".
Son lápidas grabadas para ser leídas en voz alta, pronunciadas, y no para ser escritas.
Fuisteis también víctimas del odio y furor incivil de hace ya muchos años. Sobrevivisteis a los ataques de la artillería, que disparaba de lejos; a los de la aviación, que lo hacían desde arriba. Y os enfrentaron a un pelotón de fusilamiento.
No erais objetivo militar strictu sensu; ni civil, por pertenecer al "contubernio masónico-rojo-separatista". Erais el testimonio de un pueblo diferente, que había que eliminar.
Fuisteis condenadas a muerte: ejecutadas ante los fusiles, acribilladas a balazos, no por lo que decíais, sino por cómo lo decíais.
Y ahí seguís: testigos mudos de un ayer que creían haber eliminado para siempre. Las piedras, como los pueblos, permanecen y se renuevan.