NACIONALISMO vasco y juventud han estado unidos desde los inicios del primero. Sin duda, porque la juventud es una etapa de la vida en la que es natural cuestionar la realidad existente y la mayor ilusión es cambiarla, por encima de convenciones y conveniencias. Todo lo contrario de posteriores edades, cuando la mayor preocupación puede ser que no haya grandes cambios. El líder del primer nacionalismo vasco, Sabino de Arana, comenzó su actividad política con 28 años, falleciendo tan solo diez años después. Y la mayoría de los que le acompañaron en su lucha fueron también jóvenes de su generación. El primer nacionalismo vasco fue por ello un movimiento político marcadamente juvenil, en el que no cabía distinguir este sector del conjunto.

En una etapa posterior, tras la muerte de Arana y comenzando a avanzar los primeros años del siglo XX, la expansión del nacionalismo vasco en Bizkaia supuso que ya pudiera distinguirse más de una generación, sumándose nuevos jóvenes a los pioneros que fueron, con el paso del tiempo, dejando de serlo. Se planteó entonces la posibilidad de contar con una organización juvenil diferenciada del propio Partido Nacionalista Vasco. Y la primera en constituirse fue Juventud Vasca en Bilbao.

Nunca les faltó el humor, como jóvenes y bilbainos, y buena muestra de ello es cómo reaccionaron ante inconvenientes como el que les supuso que el diario El Noticiero Bilbaino se negara a publicar el anuncio, pagado, de su creación: "Se ven muy honrados con que su nombre no aparezca en las columnas del importante diario, que reconocen su inexperiencia y que es una tontería pedirles tanto conocimiento de la vida como pueda tenerlo el Noticiero, que va para viejo y es decano de la prensa de Bilbao y que lamentan que a su edad, tenga el Noticiero que sufrir berrinches como el que ha motivado la determinación de la Juventud Vasca". Fueron los componentes de la primera directiva de Juventud Vasca, que redactó esta nota, Luis de Urrengoetxea, presidente; Eustaquio de Erkiaga, vicepresidente; Adolfo de Uribarren, tesorero; Luis de Arbeloa y Avelino Egia, contadores; Francisco de Urizar, secretario; y José de Ustaran, José de Etxenagusia, Anacleto de Ortueta y Juan de Aretxabeleta, vocales.

La inauguración de los locales de Juventud Vasca, situados en el 2º piso de la calle Santa María, tuvo lugar el 14 de febrero de 1904. Su actividad se dedicó fundamentalmente a la propagación de su moderna ideología, llegando a definirse por el periódico Euskalduna como "valiente vanguardia de nuestro ejército de propaganda". Prepararon para ello escritores para publicar artículos y grupos de oradores para impartir mítines en todos los lugares que pudieron, organizando excursiones a todos los rincones de Bizkaia. Incluso iniciaron actividades teatrales como un novedoso medio más para difundir y explicar los fundamentos del nacionalismo vasco también a quienes, a comienzos del siglo XX, pudieran tener dificultad con la lectura.

las autoridades, siempre "atentas" Los locales de la nueva sociedad sirvieron también para la organización de conferencias y de veladas literario musicales, en las que las lecturas de ensayos políticos y poesías, los discursos o los comentarios de textos de Sabino de Arana se acompañaban y amenizaban por interpretaciones musicales de todo tipo, contándose con intervenciones al piano, corales o incluso de tenores. No faltaron nunca músicos, poetas, escritores y artistas en una época en la que el renacimiento cultural vasco vino de la mano y junto a la actividad política de los primeros nacionalistas vascos.

Tampoco les faltó nunca la represión de la administración española a una actividad cada vez más dinámica, pujante e imparable. El éxito de sus cada vez más numerosas actividades, como los Festivales organizados en el frontón Euskalduna el día de San Ignacio, con asistencia multitudinaria, en los que intervenían el Orfeón y grupos de dantzaris de Juventud Vasca, así como los bertsolaris Enbeita y Txirrita, con competiciones de pelota y aizkolaris, no pasó desapercibido a las "autoridades". Un discurso pronunciado el día de San Andrés en los locales de Juventud Vasca de Bilbao fue motivo suficiente para su clausura a finales de 1905.

Poco más de un año después, el 19 de marzo de 1907, se inauguraron en la calle Bidebarrieta los locales de la nueva Juventud Vasca de Bilbao, que retomó las actividades de la anterior con más fuerza si era posible. En sus estatutos se expresaría su "afiliación" al Partido Nacionalista Vasco, como una parte más de una serie de organizaciones que en torno a él se irían creando, culturales, deportivas, empresariales, sindicales, estudiantiles, de niños, jóvenes y mujeres. Todo ello conformaría así un entramado organizativo de lo que acabaría siendo un Partido Comunidad, que como otras organizaciones políticas modernas de la época, atendían casi la totalidad de las actividades de sus miembros: el trabajo y la fiesta, la asistencia social, la política y la cultura, el deporte, los actos religiosos y la organización específica por género o edad.

En este entramado, Juventud Vasca de Bilbao ocuparía un lugar muy destacado por ser la primera organización "externa" al propio Partido Nacionalista Vasco y también por servir de plataforma y apoyo para la constitución de otras. Juventudes Vascas que se fueron creando en otros lugares con su referencia y ayuda. Organizaciones de otro tipo, culturales y deportivas dependientes de ella misma. Incluso sirvió de base para la constitución de las primeras organizaciones nacionalistas vascas sindicales y femeninas, Emakume Abertzale-Batza, cuyos primeros impulsos nacieron, cómo no, en actos y conferencias celebrados en sus locales.

lengua y danzas Juventud Vasca de Bilbao y sus miembros fueron los principales impulsores de la creación, el 1 de septiembre de 1907, del Círculo de Estudios Vascos, que desarrollaría todo tipo de actividades a favor de la cultura vasca, organizando cursos sobre Nacionalismo, Historia y Geografía de Bizkaia y Bellas Artes (a los que asistieron sólo el primer año tres centenares de jóvenes), conferencias y certámenes sobre estas materias e incluso concursos de fotografía. En el apartado musical se creó una Academia de Música, que organizaba clases de solfeo, así como un Orfeón de Juventud Vasca, con más de sesenta componentes.

Mención aparte merecen los Grupos de Dantzaris de niños y jóvenes a los que se enseñaron las danzas vascas, que estaban entonces a punto de desaparecer y que desde Juventud Vasca se trabajó por recuperar, como otras tradiciones culturales como la de los coros de Santa Agueda. Se constituyó también el Centro Dramático Vasco que comenzaría sus numerosísimas actividades con una representación de la zarzuela Bide Onera, para lo que contó con la ayuda del autor de su música, el maestro Aureliano Valle. Junto a las actuaciones teatrales, esta entidad también se ocupó de realizar proyecciones cinematográficas. Con Juventud Vasca colaboraron los más destacados pintores, músicos, artistas y escritores vascos de la época.

euskera y deporte Todo lo relacionado con el euskera, su estudio y difusión, se creó Euskeltzale Bazkuna, cuya labor fue amplísima, organizando todo tipo actos y conferencias en este idioma, iniciadas por Evaristo de Bustintza Kirikiño, así como multitud de publicaciones y cursos para su aprendizaje, para niños y adultos e incluso de capacitación para profesores. En cuanto a las actividades deportivas, se constituyeron grupos tanto de las más tradicionales, como la caza o los deportes rurales, como de las más modernas, siendo su primer equipo de foot-ball el Euzkindarra. Se constituyó en 1911 el Centro Vasco Gimnástico y Sportivo, con sede en el 2º piso del nº 17 de la calle Correo, que tuvo secciones de Propaganda y Festivales, Investigación, Gimnástico, Pelota, Náutico y Foot-ball. Los campeonatos que se organizaron con más éxito fueron los de pelota y fútbol, en los que competían generalmente equipos de todos los batzokis. No faltarían tampoco ciclismo, rugby y automovilismo.

En el panorama deportivo destacaron también los grupos de mendigoizales, siendo los tres primeros los denominados Txakur Txiki, Ariñ Ariñ y Betikua, que tuvieron como líderes respectivos a Juan de Abando, Ceferino de Jemein y Eugenio de Abrisketa. Jemein definiría muy bien, años más tarde, la parte de su actividad que trascendía de lo deportivo con las siguientes palabras: "Años de 1906 a 1912. En el seno de Juventud se forman y de él surgen animosos, ágiles, trepadores, valientes y persuasivos. Son los propagandistas, los apóstoles del amor a la tierra y a su causa. Una hoja en el pórtico parroquial o en el umbral del caserío, una palabra fraternal y certera, una canción. Es su estilo. Y se pierden en el sendero o en la calzada. En busca de corazones. Hacia el ideal". Se produjo así una curiosa simbiosis. Los jóvenes bilbainos conocieron en sus excursiones la Bizkaia rural que desconocían, muchos hasta el idioma que comenzaban a aprender y habían idealizado. Y los vizcainos de fuera de la villa tuvieron de parte de estos jóvenes mendigoizales el primer contacto cercano con el nacionalismo vasco.

años difíciles En 1923, la Dictadura de Primo de Rivera supuso un gran freno en el desarrollo del nacionalismo vasco. Se ilegalizó el Partido Nacionalista Vasco, escindido dos años antes de Comunión Nacionalista Vasca, que en 1916 había cambiado su primitivo nombre. No se ilegalizó Comunión pero sus actividades políticas quedaron prohibidas. En este difícil contexto, las actividades culturales y deportivas de Juventud Vasca adquirieron una nueva dimensión al pasar a ser la única forma de expresión pública del nacionalismo vasco, tolerada a duras penas cuando no era suspendida, multada o prohibida expresamente y encarcelados sus autores. Curiosamente, estas actividades culturales de Juventud Vasca se vieron así "potenciadas" por la represión estatal, al ser la única manera que tuvieron aquellos jóvenes de expresar y propagar su sentimiento nacionalista vasco. Tras otra etapa de resurgimiento en el marco, más democrático, de la II República, otra vez los militares españoles volverían a cercenar, de forma mucho más dramática, los trabajos por la construcción nacional vasca al sublevarse en el verano de 1936 contra la legalidad vigente, comenzando una terrible y cruel guerra civil.

Los miembros de Juventud Vasca de Bilbao no tuvieron ya más opción que defender su territorio con las armas a las órdenes del Gobierno de Euzkadi presidido por José Antonio de Aguirre. En Bilbao quedaron los atriles y los libros, el piano y los decorados teatrales, los gramófonos y los trajes de dantzaris, partituras, dibujos y versos. En las trincheras y en los montes de la Bizkaia, que habían conocido antes en excursiones de fin de semana, quedarían gran parte de aquellos jóvenes, aniquilados por los bombardeos de la artillería y la aviación fascistas. En los campos de concentración y en el exilio quedó el resto.

Y a nosotros nos quedará para siempre su memoria y el ejemplo de su lucha y sacrificio por el ideal de no dejar morir la nación en la que habían nacido. Y las palabras que les dedicara el corresponsal del Times, George L. Steer: "En la historia del sacrificio de la sangre humana en aras de la Democracia, sus nombres vivirán para siempre. Mientras el laurel brote de la tierra generosa habrá hojas con que coronar su memoria. ¡Héroes, salud!".