“Nunca te acostumbras a ganar porque en cualquier momento de la carrera te puede pasar cualquier cosa: una caída, que te duela el estómago… Además, las otras corredoras no son precisamente cojas”. Oihana Kortazar (Elgeta, 41 años) viene de imponer su ley en la prueba Desafío Urbión, con inicio y fin en Covaleda (Soria), donde fue la primera mujer en completar los 37 kilómetros de la carrera. Pasan los años y la laureada corredora guipuzcoana (dos veces vencedora de la Zegama-Aizkorri, campeona estatal de carreras de montaña, vencedora del campeonato del mundo de Skyrunning en 2011, campeona del mundo de kilómetros verticales) sigue sumando victorias a su impresionante palmarés. 

El año pasado participó por primera vez en el durísimo Ultra Trail du Mont Blanc (UTMB), el evento de ultramaratón de montaña más famoso del mundo, con un recorrido de 171 kilómetros y 10.000 metros de desnivel. Corrió la modalidad OCC, la de 55 kilómetros, y quedó en vigesimosegundo lugar en la clasificación femenina. Pero, como ya sospechaba la fondista vasca, no le gustó el formato de un evento que lo compara con un macrofestival de música. “A lo largo de mi carrera deportiva he tenido la suerte de correr muchas carreras de renombre, pero ninguna me ha llenado tanto como las carreras más populares. Será su gente, sus pueblos, su manera de hacer las cosas... O, tal vez, seré yo, que me siento como una más entre ellos y prefiero la discreción antes que los grandes shows”, escribió en un post que subió a su cuenta de Instagram. 

Si de algo anda sobrada Kortazar es de sencillez. En sus redes sociales se ha declarado abiertamente contraria a la parafernalia de algunas grandes citas del trail, donde proliferan otras cuestiones que poco o nada tienen que ver con una competición deportiva. Amena y cercana en el trato, algo hizo clic en 2016, cuando una lesión la apartó de correr por la montaña durante un año y nueve meses. Todo un mundo que aprovechó para quitarse de golpe la presión. “Me dije: ‘Voy a correr por mí’. Empecé a relativizar los problemas. En la vida hay cosas mucho más importantes que retirarse de una carrera porque te duele el estómago”, expone.  

Cuando sale al monte -ya sea a galopar entre los árboles o simplemente a hacer una excursión-, siente que le sirve como terapia que le ayuda a dar salida a sus preocupaciones. “Es mi momento”, resume Oihana. Y lo es desde hace unos 20 años, cuando empezó a tomarse en serio esto de correr. “He sido una adolescente un poco rara, porque nunca me gustó salir de juerga; prefería hacer deporte. Correr por el monte explica quién soy. Ahí encuentro la paz, una tranquilidad que me permite conectar conmigo misma”, explica la deportista, que desde hace más de 15 años vive con su familia en Mutriku

Montaña y amistad


Mundial. Del 25 al 28 de septiembre se celebra por primera vez en Canfranc, Huesca, el campeonato del mundo de montaña y Trail running. Una fecha subrayada en el calendario de los fondistas.


Fuertes lazos. La montaña une. Oihana Kortazar ha tenido la suerte de conocer a deportistas de élite, así como a corredores amateur de quienes “admira” su tesón, ya que tienen que compatibilizar su vida profesional y familiar con el deporte.


En el gym

En la localidad costera guipuzcoana abrió en otoño de 2017 un centro deportivo, Sasoiko Zaindu, en el que da clases colectivas de posturología y estiramiento con la técnica K-Stretch, para corregir y aliviar dolores musculares y articulares debido a los malos hábitos. También imparte clases de Hiit, que son entrenamientos de alta intensidad, con breves periodos de recuperación, dirigidos a perder peso, tonificar y mejorar la salud cardiovascular. 

Hacer deporte, subraya Oihana, no solo trae buenas noticias desde el punto de vista físico; ella cree firmemente en el poder del entrenamiento en la salud mental. “Me gustaría concienciar a la gente de que el deporte también aporta beneficios para la cabeza”, afirma. Y, como es su propia jefa, se las apaña para dirigir su propio gimnasio y participar en las pruebas de montaña.