Nacida en la ciudad venezolana de Maracaibo, Virginia Finol (43 años) dedicó su infancia y adolescencia al karate. Fue cinturón negro. Tenía madera de atleta. Pero cuando cambió de vida y en 2004 se mudó a Pamplona abandonó cualquier actividad física y deportiva. Pasó diez años en blanco. En su página web personal, virginiafinol.com, afirma que se vio obligada a “tomar otros caminos”. ¿Qué es lo que pasó durante todo ese tiempo? Como explica por teléfono, a los 23 años era una madre soltera en la otra punta del mundo y, de una forma u otra, debía conseguir una mejor vida para su hijo. Así que trabajó como dependienta para que a él “no le faltase de nada”. Cuando estaba en la treintena, Finol descubrió el crossfit animada por su marido. Y, desde entonces, no ha parado de entrenar, formarse y competir al más alto nivel hasta inaugurar su propio box en la capital navarra: Wall Ball Street.

Virginia Finol, entrenadora personal Oskar Montero

El crossfit no solo le cambió la geografía del cuerpo. Esta disciplina, que cuenta con decenas de miles de adeptos repartidos por toda la península, ha sido “la base y puerta de entrada al resto de deportes de fuerza” que lleva practicando desde 2013. “Creo que solo me falta por hacer culturismo”, afirma. Una trayectoria trufada de éxitos y forjada gracias a su vena competitiva: halterofilia, powerlifting o levantamiento de potencia (fue campeona de España en tres ocasiones), strongman o atletismo de fuerza (subcampeona de España en 2016), varias modalidades de herri kirolak como el levantamiento de piedra y de yunque, donde también dio lo mejor de sí misma siendo campeona de Navarra (2020) y de Euskadi (2019).

Virginia Finol en su box Oskar Montero

Finol recuerda con agrado su etapa asociada a los deportes tradicionales vascos. “Para mí era todo nuevo y como mujer extranjera fue una experiencia súper bonita”. Según cuenta, participó en pruebas y campeonatos en las plazas de varios pueblos de Bizkaia y Gipuzkoa, donde se sentía “bastante bien acogida” por el público. En total fueron unos tres años “practicando con el yunque” y llegó a levantar piedras de 60, 63 y 88 kilos. Cerró su último año en la alta competición en 2021 con el broche añadido de haberse clasificado a los CrossFit Games de Madison, Wisconsin, en la categoría femenina de mayores de 40 años. Solo obtienen el pase los mejores veinte atletas del mundo, una machada, con un representante por cada país. Finol quedó en decimoséptimo lugar. “Ha sido mi mayor logro. Nunca imaginé llegar tan lejos”, subraya esta vecina del barrio de la Txantrea. 

Virginia Finol entrenando Oskar Montero

Un ‘box’ diferente

El centro Wall Ball Street (Avenida Galicia, 3) cumplió en enero dos años de vida. Este no es un centro de crossfit al uso. Es decir, su objetivo no consiste en formar a los próximos hércules de Pamplona ni competir al máximo nivel. Hay otras prioridades. Además de esculpir cuerpos atléticos, Pinol y su equipo de entrenadores pretenden potenciar el sentimiento de comunidad de un variopinto grupo formado por personas de todas las edades y condiciones físicas. La mayoría son mujeres, lo que no es lo más habitual en este tipo de espacios. La filosofía de este box que impulsa “una vida sana mediante el ejercicio y la nutrición” es la siguiente: “No queremos que seas un cliente más, queremos que seas parte de la familia WBSt y mimarte. Y no vamos a engañarte, no hay píldoras mágicas, solo constancia en el entrenamiento y en la alimentación”. Quizás por su franqueza tienen lista de espera. “Si alguien quiere competir de verdad no encajaría en este lugar. Para eso hace falta entrenar mucho con un coach a tu lado todo el tiempo”, explica Finol. Sabe de lo que habla. Ya lo ha vivido.

Virginia Finol, entrenadora personal Oskar Montero

Desayunar bien


Cupo máximo. En Wall Ball Street limitan a 10 el número de personas por clase. La cifra no es un capricho o una cuestión de azar. “Los movimientos son tan intensos y técnicos que con más gente no los podemos controlar”, afirma Finol. 


Cafetera. El desayuno es su comida favorita del día. Y si es con un buen café de especialidad, muchísimo mejor. En Pamplona. Finol recomienda pasarse por The Old Coffee (calle de González Tablas, 5) y probar una buena tostada de aguacate o un bol de fruta fresca.