El fútbol europeo abandonará sus fronteras por primera vez en la historia. Dejará sus raíces para emigrar a Estados Unidos y Australia. La liga española trasladará el Villarreal-Barcelona a Miami y la liga italiana conducirá el Milan-Como a Perth. Así lo ha aprobado la UEFA, aunque a regañadientes. El permiso de la disputa fuera de sus territorios representa un salto inédito hacia la globalización del fútbol, aunque por otra parte es un duro golpe al corazón de los aficionados que cada jornada impulsan a sus equipos.
“Los partidos de liga deben jugarse en casa; cualquier otra cosa privaría de sus derechos a los aficionados y podría introducir elementos distorsionadores en las competiciones. Aunque es lamentable tener que permitirlo, es excepcional y no debe considerarse un precedente”, apuntó el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, quien dijo que “contribuirá al trabajo de la FIFA para garantizar que las futuras normas defiendan la integridad de las competiciones nacionales y el vínculo entre los clubes, aficionados y comunidades locales”.
Tebas: crear valor para ser competitivo
La idea no era novedosa. En 2018 LaLiga presidida por Javier Tebas trató de llevar un Girona-Barcelona a Estados Unidos. Entonces, la Federación Española y la FIFA detuvieron la intención. Esta vez el deseo se ha materializado por la autorización de la Federación y la UEFA. Así, Tebas tendrá su partido fuera del territorio, en concreto en el Hard Rock Stadium.
Tebas siempre ha defendido la idea con argumentos empresariales. Cuando realizó la propuesta en 2017 expresó: “Sería uno o dos partidos como mucho por temporada, como hace la NFL o la NBA. Es un tema de promoción en esos mercados. Si queremos competir con la Premier o la Bundesliga, hay que crear valor”. El pasado verano, la Premier invirtió casi cinco veces más que LaLiga en fichajes. Para Tebas es expansionismo. Prima explotar cada rincón por encima del arraigo; y ya están ahí los aficionados para denunciarlo: 18 colectivos del Villarreal y el Barça han mostrado su disconformidad. LaLiga defiende que el fútbol se aleja de unos aficionados pero se aproxima a otros que también lo son, pese a estar alejados.
Las cifras son difíciles de ignorar. Según RAC1, Villarreal y Barça percibirán entre 5 y 6 millones de euros cada uno. Este negocio sin fronteras podría suponer la apertura de nuevos mercados con sus derechos televisivos y patrocinios. Podría tener su impacto, además, en la venta de camisetas y la presencia mediática. Aunque todo ello habrá que cifrarlo. Tebas sostiene que “es un momento histórico para el fútbol español”.
La AFE no da por garantizado el partido
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) ya advirtió que “un partido oficial fuera implica cambios deportivos y laborales. Deben contar con consenso total”. Una vez aprobado el encuentro, la AFE denuncia que LaLiga no ha realizado ninguna propuesta y su presidente, David Aganzo, lanzó un mensaje: “No doy por garantizado que se vaya a jugar en Miami”. Y explicó: “Tenemos mucho que hablar. Somos los que jugamos, estamos aquí para que el fútbol mejore y las condiciones del futbolista, también. Se dice que cobran mucho, pero tienen su vida, un montón de lesiones, y hay que protegerlos”. Aganzo demandó que “queremos saber si se cumple el convenio colectivo, cómo se viaja... No nos oponemos a LaLiga, solo quiero que nos den información. Pedimos transparencia”.
Es cierto que los jugadores podrían acusar la fatiga por la falta de descanso. Viajar miles de kilómetros también podría generar desigualdad deportiva por la pérdida del factor campo. Esta corriente la defendió Frenkie de Jong, implicado como capitán del Barça: “No es justo para la competición: jugamos un partido fuera de casa en terreno neutral. No me gusta y no creo que esté bien para los jugadores”. Coincide su entrenador, Hansi Flick, que afirma que “los jugadores no están contentos y yo no lo estoy, pero LaLiga decide y tendremos que jugar”.
Unai Simón fue más explícito: “Aceptan poner por delante al dinero que a sus aficionados”. Y ahondó: “Lo que no veo es el Athletic juegue un partido de liga fuera, encima contra el Barça, cuando tienes más opciones de ganar en tu estadio, junto a tu afición. Adultera la competición”.
Los capitanes debate acudir a la vía legal o protestar durante los partidos
Los capitanes de los veinte clubes de LaLiga, como demanda de información sobre lo que se ha gestado y ante el hecho de haber permanecido al margen de la decisión, debaten si acudir a la vía legal para detener el partido, que por otro lado incumpliría el convenio laboral, o protestar con 30 segundos de parón en citas próximas.
Sin embargo, otros ofrecen una visión distinta: “Hacia donde está yendo el fútbol, hacia donde está yendo la sociedad en general, creo que no es malo para LaLiga y el fútbol español poder enseñar la calidad que hay en la competición”, estimó Mikel Merino, aunque matizó que “siempre y cuando todos estén de acuerdo y haya soluciones para los aficionados”.
En consonancia se mostró Marc Cucurella: “Puede ser bueno porque llevas el espectáculo a otra parte. Quizás es el principio de algo que puede ayudar al fútbol español, sobre todo en un plano más económico”.
Iñigo Pérez, técnico del Rayo Vallecano, recordó que “el fútbol está dominado por la industria y la economía”. “No me gusta que se lleve un partido de LaLiga a Miami. Está muy bien decirlo, pero luego no hacemos nada por salirnos de esta rueda. Cobramos salarios indecentes por lo que hacemos. Si quieres seguir chupando del bote, hay que aceptarlo”, añadió.
El Villarreal pagará el viaje a sus socios
El problema de una posible pérdida de identidad, porque los aficionados locales pierden la ocasión de ver a su equipo, lo trató de aplacar el presidente del Villarreal, Fernando Roig, que se comprometió a pagar el viaje y la entrada a los socios: “El que quiera ir, irá gratis”. Cabe apuntar que La Cerámica posee capacidad para 23.500 aficionados y el Hard Rock Stadium, para 65.000.
Si nada lo detiene, el 20 de diciembre, en Miami, se sentará el precedente. En febrero, en Perth, se dará el segundo caso. Hay quien defiende la transformación de un producto estatal en espectáculo mundial. Los puristas coinciden en que es la señal de que el fútbol se aleja de quienes lo sostienen. Entre el negocio y la nostalgia, el balón rodará. Lejos de casa.