El Amorebieta se resiste a tirar la toalla en el grupo I de Primera RFEF. El conjunto azul firmó el sábado un nuevo ejercicio de resistencia con su victoria sobre el Real Unión y se agarra como un clavo ardiendo a Urritxe, donde ha encontrado su mejor versión, hasta el punto de que con estos tres nuevos puntos abandona un farolillo rojo que ha ocupado de manera consecutiva durante las últimas diez jornadas. El triunfo frente al equipo fronterizo, que ofreció una pobre imagen, aporta una bocanada de aire fresco al colectivo de Natxo González, que se ha hecho fuerte en su feudo, donde no sucumbe desde el derbi ante el Bilbao Athletic, que data del pasado 4 de octubre. Desde entonces, el Amorebieta ha hecho caja en esos nueve encuentros posteriores en Urritxe, con un bagaje de cinco victorias y cuatro empates que le han permitido sumar 19 puntos valiosos en su lucha por conseguir una permanencia que hasta hace cuatro días se antojaba como casi imposible y que a día de hoy dista a solo cuatro puntos, que marca el Lugo.

El conjunto zornotzarra, gracias al solitario gol de un Kaxe que va asomando la versión que esperaba, empieza a ver la luz en el larguísimo túnel en que se introdujo desde los inicios del curso. Julen Guerrero no tuvo resultados en sus diez encuentros al frente de los azules y, tras el único partido en el que Gorka Moreno ejerció de primer entrenador, Natxo González ha encontrado en Urritxe su salvavidas a base de empuje, aunque le falta ser solvente en sus desplazamientos, ya que el Amorebieta, como se conoce, es el peor visitante del grupo, con solo cuatro empates sellados, ninguna victoria y nueve derrotas encajadas.

Así las cosas, el técnico gasteiztarra es consciente de que su equipo tiene que comenzar a sumar en sus viajes, con el foco ya dirigido a su compromiso del próximo sábado en Salamanca frente a un irregular Unionistas, si quiere que el objetivo de la permanencia sea cada vez más creíble en las doce jornadas que restan.