Erik Morán (Portugalete, 25-V-1991) reconoce ser “muy tímido”, aunque se suelta a lo largo de la conversación, que tuvo lugar en su Portugalete natal, cerca de la Plaza del Solar y a 38 grados a la sombra. Morán, un centrocampista que gusta de la posesión, retorna a casa para sumar en el Amorebieta en una categoría que conoce a la perfección, dice estar satisfecho con su recorrido profesional –Athletic (2013-15), Leganés, en dos etapas, Zaragoza, AEK Atenas, Málaga, Numancia y Ponferradina–, rememora el repentino fallecimiento de su padre, Joserra, en enero de 2014, durante su primer curso como león y por qué jugó en San Mamés ante el Valladolid dos horas y media después de oficiarse el funeral por su progenitor.

Casi una década después vuelve a casa. ¿Cómo surgió la opción de recalar en el Amorebieta?

La temporada pasada acabé el contrato con la Ponferradina y salió la opción de venir aquí. Contento con el reto y también de volver a casa .

¿Le llamó el propio Asier Goiria?

Me llegó el interés por el representante y luego él me llamó y hablé con él. Todo fue muy bien, la verdad.

¿Qué se ha encontrado en el Amorebieta?

Un equipo muy familiar. Hay gente que tiene muchas ganas de jugar en esta categoría y de enseñar lo que vale.

¿Qué sensaciones ha ofrecido el Amorebieta en estas dos primeras jornadas de LaLiga Hypermotion?

Creo que hemos estado bien. Al final es una categoría muy difícil y el otro día en Albacete íbamos ganando 0-2 y al final te empatan en un campo muy complicado, ante un equipo muy poderoso, pero después de empatarnos también dimos la cara y tuvimos oportunidades de ganar el partido. Las sensaciones son buenas.

Una categoría que conoce muy bien. Imagino que el objetivo será la permanencia, ¿no?

Vienes de Primera RFEF y en lo que nos tenemos que centrar es en conseguir la permanencia y si vienen, después, otros objetivos, mejor.

No ha sido titular en estos partidos ¿Se lo esperaba?

El míster es el que decide. Yo tengo que estar preparado por si juego y si no juego, pues seguir entrenando y trabajar para que llegue la oportunidad. Es el que elige.

¿Le ha dicho algo al respecto?

No, conmigo personalmente no ha hablado. Él sabe lo que quiere de los medios centros, porque él lo dice y lo explica y ya está.

¿Y qué quiere de los medios?

Las segundas jugadas, depende del partido también, estar siempre bien posicionado, cosas normales…

Llega al Amorebieta nueve años después de salir de Lezama, ha estado en seis equipos después y ha tenido muchos picos en su carrera.

Hasta llegar a la Ponferradina no he tenido nunca una continuidad en un equipo de más de año y medio. Ha sido complicado, ha habido momentos bastante malos, pero yo estoy contento por la experiencia que he tenido, de haber jugado siempre entre Primera y Segunda División. Creo que he tenido una buena carrera.

Uno de esos momentos malos lo vivió en el AEK Atenas, ¿qué pasó?

Fui cedido al Málaga, cuando volví de la cesión no fueron las cosas como esperábamos, me tuvieron ahí medio apartadillo y al final no es bueno para uno, estás fuera de tu país, lejos de casa y fue complicado, la verdad.

¿Se trató de una cuestión deportiva o económica?

No querían contar conmigo y las formas que hubo para que yo me fueran creo que no fueron las idóneas.

¿Cuáles fueron esas formas?

Tienes un contrato y te vas a ir... La primera vez que fui a Málaga no pusieron ninguna facilidad aún diciendo que me fuese.

Pero el AEK había pagado una cantidad por su fichaje, ¿no?

Sí, fue algo simbólico.

¿En la Ponferradina ha vivido su mejor etapa?

Mi familia ha estado muy bien en esos tres años y ha sido complicado irnos de allí. Mi hija, la mayor, ha crecido allí. En el Leganés también pasé buenos momentos, en Zaragoza hice muchos amigos… De todos los sitios sacas experiencias positivas.

¿En qué se ha reinventado Erik desde que salió del Athletic?

Al final te haces mayor, vives experiencias, eres más maduro, haces las cosas de otra forma.

Como futbolista, se dice de usted que es talentoso, pero que es un poco frío, que no tiene mala leche.

Bueno, hay que sacármela. Puedo llegar a ser frío a la hora de expresarlo, pero no soy frío dentro del campo.

¿Es tímido?

Sí, mucho, con la gente que no conozco. Para coger confianza necesito mucho tiempo y sí que a veces en algunos vestuarios me ha pasado eso.

¿En la élite se puede ir de buenazo?

Yo creo que sí, hay gente que es buena, no tienes por qué ser un cabrón.

Pero igual sí para ganarse el respeto en el campo, ¿no?

Creo que no, porque si eres buena gente, te van a salir las cosas mejor.

Volvamos a su pasado en el Athletic. Cuando debutó en aquella eliminatoria europea en 2012, ¿qué le pasó por la cabeza cuando Marcelo Bielsa le dijo que iba a jugar?

Fue en aquel viaje a Israel y había mucha gente del filial. Sabíamos que a algunos nos iba a tocar jugar, así que fue maravilloso cumplir un sueño que tienes desde pequeño, pero un poquillo nervioso también.

También se han cumplido 10 años de su debut en Liga contra el Real Madrid en el viejo San Mamés y dio el salto al primer equipo de la mano de Ernesto Valverde en la campaña 2013-14. ¿Cómo recuerda aquellos momentos?

Con mucha ilusión, hacer la pretemporada, esperando a ver si te vas a quedar o si podías salir cedido. En el momento en el que te dicen que te quedas, es la hostia. Y muy contento, luego al final esa temporada también pasaron cosas fuera del fútbol que no fueron fáciles, pero la recuerdo bien. Fue un año complicado.

¿Le dejó señalado aquel fallo garrafal ante el Celta en San Mamés?

Al principio, un poco sí, pero luego sabes que los fallos están al orden del día en el fútbol. Era el primer partido en San Mamés y fue un poco más doloroso, pero no creo que jugara más o jugara menos por ese fallo.

Después vivió el fallecimiento repentino de su padre a los 44 años de edad. ¿Cómo se encaja?

Es muy jodido. Te deja tu padre, que es tu apoyo también. Alguien que estaba todos los días y que iba a todos los partidos. No voy a decir que lo superas, porque no creo que se supere, pero la vida sigue y hay que seguir para adelante.

¿Echó mano de psicólogos?

En ese momento no lo hice, pero creo que sí tendría que haberlo hecho. Y luego más adelante sí que he ido, siempre ayuda.

Dos horas y media después del funeral de su padre jugó ante el Valladolid en San Mamés. ¿Cómo se puede controlar esa riada de emociones?

Vas al funeral de tu padre y juegas... (Se emociona). El fútbol me ayudó a evadirme un poco en ese momento. Yo al día siguiente del fallecimiento de mi padre fui a entrenar. No sé, es un rato en el que no estás pensando en lo que te ha pasado.

¿Qué le dijo Valverde?

Me preguntó y me dijo que el equipo me podría necesitar, había compañeros lesionados. Me dijo que lo hablara con mi ama y…

¿Y su ama le pidió que jugara?

Sí, sí, que lo hiciera. A mi padre lo que más le gustaba era el fútbol y que yo jugara le hacía mucha ilusión. Él también me hubiese dicho que fuera.

En la segunda campaña no contó ya para Valverde. ¿Le pudo la presión?

No, al final el míster elige y yo no entraba en esos planes. Tuve que buscarme la vida por otro lado Seguro que no di el nivel que se esperaba de mí. Por eso no seguí en el equipo. Lo vi también como otra oportunidad de ir a otro sitio y de seguir en el fútbol. No en el equipo en el que se supone que tú quieres estar, pero…

¿Ha vuelto a hablar con Valverde de aquello?

No, no. Él eligió a otros igual que en otros equipos han elegido a otros. Yo solo le puedo agradecer que me hubiese dado la oportunidad de estar en el primer equipo.

¿Qué te ha faltado para tener más recorrido en la máxima categoría?

No sé, pero creo que he tenido una buena carrera. No juegas en Primera División, salvo cuando lo hice en el Leganés, pero estoy satisfecho de mi recorrido.

A sus 32 años, ¿qué metas tiene ya en el fútbol?

Seguir luchando y disfrutar de lo que pueda del fútbol, que cada vez queda menos, intentar pasármelo bien. Y, claro, ganar.

Ha vuelto a casa y es padre de dos niñas de 7 y 4 años. ¿Estaría dispuesto a volver a hacer las maletas si surgiera esa opción?

A día de hoy no me lo planteo, pero nunca sabes porque en el fútbol un día estás aquí y la semana que viene estás en otro lado. Creo que por ellas me costaría más.