Boca y River igualan a dos en la ida
Boca y River igualan a dos en la ida de la Libertadores, en la que No hay valor doble de goles, y el título se decidirá en casa de los millonarios
Boca Juniors2
River Plate2
BOCA: Rossi; Jara (Min. 83, Buffarini), Izquierdoz, Magallán, Olaza; Barrios, Nández, Pablo Pérez; Villa (Min. 72, Tévez), Pavón (Min. 27, Benedetto) y Ábila.
RIVER: Armani; Martínez Quarta (Min. 58, Nacho Fernández), Maidana, Pinola; Montiel, Palacios, Enzo Pérez (Min. 75, Enzo Pérez), Gonzalo Martínez (Min. 77, Quintero), Casco; Borré y Pratto.
Goles: 1-0: Min. 34; Ábila. 1-1: Min. 36; Pratto. 2-1: Min. 45; Benedetto. 2-2: Min. 61; Izquierdoz, en propia puerta.
Árbitro: Roberto Tobar (Chile). Amonestó a Jara, Villa, Ábila y Tévez,, de Boca; y a Casco y Borré, que no jugará el partido de vuelta por acumulación, de River.
Incidencias: Lleno hasta la bandera en La Bombonera para ver la ida de la final de la Copa Libertadores.
bilbao - Será en el Estadio Monumental, ante más de 66.000 enérgicas gargantas que arroparán a River Plate, donde se decidirá en trece días, el próximo 24 de noviembre, la denominada como la final del siglo después de que Boca Juniors y el conjunto millonario lograran un empate a dos en el choque de ida de la finalísima de la Copa Libertadores disputado en La Bombonera. Combate nulo, más aún cuando no existe el valor doble de los goles anotados a domicilio. Más madera. Así, tras un encuentro vibrante, con tensión, aunque menos de la que podía esperarse inicialmente, y más corazón que fútbol, pues son pocos los futbolistas de ambos conjuntos que destacan por su calidad individual, los dos clubes bonaerenses se lo jugarán todo a una carta. Un todo o nada en 90 minutos que quedarán para los anales de la historia.
Tal vez atenazado por su condición de local, con el plus de presión que eso supone, Boca se vio superado de inicio por River, que en los primeros quince minutos del duelo dispuso de hasta tres claras ocasiones de gol como para haberse adelantado en el marcador. El equipo la de franja hizo suya la posesión del balón con el Pity Martínez como hombre orquesta y dos carrileros de largo recorrido por ambas bandas, lo que generó cierta inquietud en los xeneizes, que encontraron en la figura de su guardameta a su mejor hombre. Rossi, suplente habitual del lesionado Esteban Andrada, se creció en un escenario que difícilmente hubiera imaginado, y evitó con dos buenas manos que Pity y Borré adelantaran a River.
Se rebajaron entonces las pulsaciones de un choque que arrancó de manera sorprendente, pues invitaba a pensar en un comienzo sosegado, sin grandes abalorios. Solo una trifulca sin mayores consecuencias alteró nuevamente el orden hasta que Cristian Pavón, el jugador con más desborde y calidad de Boca, tuvo que abandonar el terreno de juego a los 27 minutos por una lesión muscular. Su lugar lo ocupó Benedetto y los locales cambiaron su sistema al clásico 4-4-2, lo que les permitió jugar de manera más directa en busca de sus dos arietes. Así creció el equipo xeneize en el encuentro, se encontró más cómodo y, aunque se intuía que sería en el caos donde encontraría sus mejores argumentos para hacer daño a River, sucedió todo lo contrario.
Pasada la primera media hora de juego, olvidada la tempestad inicial, Boca enlazó su mejor jugada del partido y Wanchope Ábila aprovechó la endeblez del guardameta Armani, que desvió el primer disparo del atacante pero puso las manos muy blandas en el posterior rechace, para adelantar a Boca. Estalló La Bombonera, que enmudeció acto seguido por la rapidísima reacción de su eterno rival. En medio del lógico júbilo, Pratto silenció a medio Buenos Aires. Nada más sacar de centro, aprovechó un buen pase filtrado entre los centrales para batir a Rossi con un disparo cruzado.
Los goles prendieron definitivamente la chispa que hizo amago de estallar ya desde el pitido inicial, pero que se quedó en fuegos de artificio y con River como único protagonista. La traca se adelantó casi una hora y entonces sí, en medio de la locura, en su hábitat, Boca volvió a tomar la delantera. Benedetto, su hombre gol, sacó petróleo de una acción a balón parado cuando el descanso llamaba a la puerta. En una falta lanzada frontalmente, sin aparente peligro en otro fútbol que no sea el sudamericano, donde las defensas son habitualmente superadas por los atacantes, el delantero dibujó un fabuloso testarazo de espaldas a la portería que se introdujo con sutilidad en la meta de Armani, que no pudo más que seguir con la mirada la trayectoria del balón.
River maldijo su inoperancia de cara a gol, más aún cuando solo un puñado de minutos antes dispuso de hasta dos claras ocasiones, especialmente la segunda, en la que Borré no atinó en el mano a mano ante Rossi, para haberse adelantado.
de nuevo, la calma El descanso acalló la traca, se relajaron los ánimos, regresó la calma y el choque perdió vistosidad. River, guiado desde el banquillo por el segundo del sancionado Marcelo Gallardo, quien ni siquiera pudo seguir el partido desde La Bombonera, varió su sistema, se olvidó de su sistema de tres centrales para regresar a uno más reconocible con cuatro atrás y, aunque no jugó mejor, sí logró al menos la igualada. Está llegó en una falta lejana que Izquierdoz desvió al fondo de su propia portería. Con media hora aún por delante, sin la intensidad del primer acto, solo el acierto de Armani en el mano a mano ante Benedetto en el descuento tras un gran pase de Tévez evitó que los xeneizes tomaran ventaja en la final. La gran intervención del arquero le sirvió para enmendar su error en el primer acto de un combate nulo que se resolverá en el Monumental.