Bilbao - Fecha FIFA. Es el matiz que más se ha subrayado desde que el pasado 27 de agosto se desvelara la nueva comparecencia de la selección de Euskadi, 22 meses después de su anterior partido. Aquel duelo en las navidades de 2016 generó mucho daño a la causa de la tricolor. No por la vertiente deportiva, ya que los de José Mari Amorrortu y Mikel Etxarri superaron a Túnez por un claro 3-1, sino por el fiasco ambiental que conllevó, con una pobrísima asistencia de 15.000 personas en San Mamés y que supuso un punzante toque de atención para la Federación Vasca de Fútbol (FVF) y para las instituciones del país. Un fracaso que se ha traducido en un replanteamiento de los objetivos y que se ha consumado con la conquista de competir en ventana FIFA, que aporta una plusvalía internacional al regreso de la selección nacional. El rival no ofrece excesivo pedigrí pese a que ocupa el lugar 32 en el ranking mundial, por delante de combinados europeos como Serbia, Rusia, República Checa o Grecia; además de presumir de base, ya que su equipo sub’20 se proclamó hace un año subcampeón del mundo, solo batido por Inglaterra. La selección española ni siquiera se clasificó para el campeonato de Corea.

El duelo de esta noche en Mendizorrotza, donde la selección vuelve a jugar 38 años después, va un poco más lejos del perfil festivo que rodea a las comparecencias de Euskadi. Asoma un reto reivindicativo que puede marcar un antes y un después. No en vano, es la segunda ocasión en la que la tricolor juega en fecha FIFA, aunque en la primera, el 8 de octubre de 2006, fuera ante una selección también no oficial, Catalunya, pero a la que le une casi todo. Desde aquel histórico compromiso en el Camp Nou, la tricolor ha recorrido otros doce partidos, con el conocido vacío de tres años, entre 2007 y 2010, debido al enfrentamiento surgido entre el ente federativo, jugadores y alguna plataforma político-social. Un largo periodo de doce años en los que la FVF ha recibido hasta hoy de forma reiterada desde la Federación Española de Fútbol (RFEF) la negativa para conceder el permiso de jugar en fecha FIFA, por lo que Euskadi se ha tenido que conformar con entrar en acción fuera de esa ventana garantista. La trayectoria, además, ha sido bastante positiva en cuanto a resultados, ya que desde aquel octubre de 2006 ha sellado ocho victorias, tres empates y una sola derrota, con el añadido de jugar en tres ocasiones lejos de Euskal Herria (Venezuela, Estonia y Catalunya, de nuevo).

Los lazos entre la FVF y su homónima venezolana son fuertes. El de esta noche será la tercera ocasión en que se enfrenten, un dato revelador del buen feeling entre ambas federaciones. Una amistad que comenzó en junio de 2007, cuando Euskadi, bajo la presidencia federativa de Iñaki Dobaran, salió de su casa por primera vez en la época moderna. La expedición euskaldun cruzó el charco y se midió a la vinotinto, que preparaba la Copa América, en San Cristóbal, un choque saldado con éxito para la tricolor (3-4), gracias al doblete de Joseba Etxeberria y a las dianas de Igor Gabilondo y Aritz Aduriz. Tres años después, Venezuela devolvió la visita en un choque en el que Euskadi volvió a triunfar en el viejo San Mamés (3-1), con goles de Carlos Gurpegi, Mikel Labaka e Iker Muniain, una de las ausencias, la de este último, llamativas para la cita de esta noche. Del equipo que viajó en 2007, repite Aduriz, que vio puerta entonces, y del que ganó en 2010 solo lo hace Asier Riesgo, suplente en el Eibar, mientras que en la selección americana regresa el defensa Jhon Chancellor.

UN ONCE COMPETITIVO El partido ofrece su exigencia, especialmente para Euskadi. El hecho de jugar en ventana FIFA aporta un punto mayor de músculo competitivo por la proyección que pueda tener el resultado. Obviamente, el interés mediático lo acaparan los medios vascos, pero al otro lado del charco también genera su interés. El impacto, por tanto, aumenta, lo que genera un empujón para el colectivo que vuelven a dirigir José Mari Amorrortu y Mikel Etxarri, que solo han podido citar a 18 jugadores por aquello de que la firma internacional obliga a tal cifra en la convocatoria. Rafael Dudamel, seleccionador de la vinotinto, ha trabajado estos días en Gasteiz con 23 hombres, por lo que tendrá que hacer cinco descartes, ya que también maneja a corto plazo el duelo del próximo martes en Barcelona frente a Emiratos Árabes.

Los dos seleccionadores no han podido contar con los futbolistas vascos que ejercen en clubes fuera de la liga estatal, pero defienden la citación de un grupo competitivo. La elección no ha sido sencilla. Han querido mantener una cuota proporcional con los cuatro equipos euskaldunes que militan en Primera División, al margen de disponer de otros tres futbolistas procedentes del Leganés, pero quizá pueda llamar la atención ausencias de jugadores como Muniain, De Marcos, Susaeta o Raúl García, quien ya compitió con la tricolor en 2005, en el choque ante Camerún. Amorrortu y Etxarri, que han llamado a ocho caras nuevas con la selección, mantuvieron contacto ayer por la tarde con los 18 reclutados en el entrenamiento celebrado en las instalaciones de Ibaia, pero no será hasta el día de hoy cuando decidan el once que comparezca ante Venezuela y donde sí podría aparecer Aritz Aduriz, el goleador histórico de la tricolor, con doce dianas, y que precisamente debutó con la selección aquel 8 de octubre de 2006, el primer encuentro en fecha FIFA.

Más incógnitas presenta el plan que aplique Dudamel, que ha visto en las últimas fechas cómo se han caído de la convocatoria inicial tres hombres importantes por culpa de las lesiones. Primero fue el central vasco-venezolano Mikel Villanueva, que milita en el Reus de LaLiga 1/2/3 y que sufrió un esguince de rodilla once días atrás en el partido liguero en Almería. Recientemente conoció los percances de Sergio Córdova, del Augsburgo alemán y que se enfrentó al Athletic en pretemporada; y de Darwin Machís, del Udinese italiano y ex del Leganés. Con todo, la vinotinto, autoexigida de cara a meterse con solvencia en el Mundial de Catar’2022, cuenta con un bloque formado por rostros conocidos, como Roberto Rosales, lateral del Espanyol; Aldalberto Peñaranda, del Watford y ex del Málaga; o Tomás Rincón, del Torino. A Euskadi le toca reivindicarse y asomarse en la ansiada ventana FIFA.