Tratándose de Bolivia, la figura de Xabier Azkargorta surge de inmediato. En cierto modo, Beñat ha heredado el reino de su paisano, pues el técnico azpeitiarra ejerce allá de leyenda desde que clasificó a la selección boliviana por primera y única vez para un Mundial, el de EE,UU.’1994, acontecimiento que empujó al entonces presidente Sánchez de Lozada a proponerle el cargo de ministro de Educación, Sanidad y Deporte porque, además de entrenador, Azkargorta es licenciado en medicina.
El bigotón rechazó los honores y prosiguió su ruta futbolística por Chile, Japón o México. Luego regresó a Bolivia, donde su reputación le daba para dar conferencias en universidades y centros financieros. Retomó el pulso de su selección en 2012, pero ya nada fue lo mismo. Y sin embargo el fracaso no le impidió firmar por el Bolivar, con el que ganó los torneos Apertura 2014 y Clausura 2015, además de alcanzar la semifinal de la Copa Libertadores 28 años después.
Xabier Azkargorta tuvo al año siguiente una efímera experiencia en el Oriente Petrolero y luego se enroló en el Sport Boys, equipo con el que se enfrentó el pasado 24 de febrero al Bolivia de Beñat San José, llevándose la victoria (3-2) y acabando de paso con la racha triunfal de los celestes.
Las vísperas de aquel encuentro fueron muy celebradas en el mundillo futbolístico boliviano al coincidir dos entrenadores procedentes de la lejanísima Gipuzkoa. “Para mí es un maestro, un sabio del fútbol. Será un honor estrecharle la mano”, confesó entonces Beñat. No tuvo la oportunidad de repetir su admiración hacia el azpeitiarra en el partido de vuelta, pues poco antes del reencuentro el club de Warnes, una ciudad cercana a Santa Cruz de la Sierra. Azkargorta había dejado el cargo “de común acuerdo” con la directiva, dijo el vicepresidente Danilo Morilo. Fue un eufemismo. Y también una muestra de respeto hacia el venerable Profesor.
Tras ascender a primera división en 21013, el Sport Boys se proclamó campeón del Torneo Apertura 2016 y se clasificó para la Libertadores. Y con Azkargorta no se colmaron las expectativas.
En cierto modo, Beñat ha recogido el testigo del bigotón, retomando para el Bolívar la senda del triunfo a costa de su gran rival, The Strongest, a quien de poco le sirvió golear precisamente al Sport Boys (5-0).
LA AVENTURA SAUDÍ
Es el segundo título que consigue un técnico que se reconoce bielsista y que apenas dejó rastro como futbolista. De hecho comenzó su carrera de entrenador a los 28 años, en las divisiones inferiores de la Real Sociedad. En agosto de 2012 su vida cambió radicalmente casi de causalidad. Estaba a punto de iniciar la pretemporada con el cadete de la Real, en la Liga Vasca, cuando su representante, Joseba Barandiaran, le llamó para que fuera a entrenar al filial del Al Ittihad, el club más poderoso de Arabia Saudí. El técnico del primer equipo, Raúl Caneda, que fue ayudante de Lillo en la Real y al que conocía de Zubieta, quería a alguien cercano para trabajar la cantera. Y pensó en Beñat. Pocos meses después, en marzo de 2013, la directiva del club árabe destituyó a Caneda y le dio la alternativa al donostiarra, que enderezó el rumbo del equipo y puso la guinda ganando la Copa de Campeones del Rey. En la temporada 2014-2015 dirigió a otro equipo saudí, el Al-Ettifaq, y dio otro cambio radical: el Antofagasta de Chile, y de ahí a un grande, el Bolívar.
En la senda del triunfo, Beñat confiesa cuál es su sueño, y también su ambición: entrenar algún día a su equipo, la Real Sociedad.