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Derbis vascos hasta en la sopa

La temperatura ambiental se disparará en la próxima liga con la presencia de los ascendidos Osasuna y Alavés, cuyas aficiones no se distinguen por su amabilidad hacia el Athletic

Derbis vascos hasta en la sopaJavier Bergasa

Bilbao - Desde que en la temporada 1931-32 se produjo el descenso del Real Unión, no habían vuelto a coincidir cinco equipos vascos en Primera División. Junto al club guipuzcoano, los clubes que entonces acapararon el fútbol de elite, dado que la liga únicamente reunía a diez conjuntos, eran Athletic, Real Sociedad, Alavés y Arenas. A partir del próximo agosto, salvo el citado en último lugar los otros tres volverán a ser protagonistas de idéntica situación, en esta oportunidad junto a Eibar y Osasuna. Queda claro pues que se trata de un hecho excepcional, pero lógico si se repara en que exceptuando al Athletic, que desde su fundación siempre ha figurado entre los mejores, y a la Real, que solo ha dejado de jugar en Primera 16 temporadas desde la creación del campeonato en 1928, el resto de los representantes vascos han tenido un protagonismo secundario en el escalón más alto del fútbol.

De hecho, Osasuna, que sería el tercero en el ranking histórico a bastante distancia de Athletic y Real, ha consumido algo más de la mitad de su existencia encuadrado en niveles inferiores: 36 años en Primera, 33 en Segunda División y una docena en Segunda División B. En el palmarés del club gasteiztarra solo aparecen once campañas en Primera, 36 en Segunda, doce en Segunda B y hasta 22 en Tercera, mientras que el boom del Eibar, un clásico en la denominada categoría de plata, es tan reciente que ahora va a cumplir tres años en Primera, todos de manera consecutiva.

La nueva concentración de equipos vascos ha sido posible gracias a que Osasuna y Alavés acaban de certificar el ascenso a la máxima categoría después de dos y diez años respectivamente bregando en Segunda o Segunda B. Cabe hablar de un logro imprevisto a causa de la incierta trayectoria de los rojillos en el campeonato regular. Al contrario que el Alavés, que se mantuvo inamovible en la parte alta de la tabla desde la décima quinta jornada, Osasuna no transmitía fiabilidad, pero ha sido capaz de ofrecer su mejor versión en los duelos decisivos del play-off ante rivales que sí contaban en los pronósticos.

Desde la perspectiva del Athletic, la gran y quizás única ventaja que se deriva del panorama creado es que tendrá cuatro desplazamientos muy cómodos en la Liga 2016-17. Media hora larga le costará llegar a Eibar, una hora escasa a Gasteiz, solo unos minutos más empleará en la salida a Donostia y para visitar Iruñea se tirará hora y media larga en el autobús. Por lo demás, la alta frecuencia de derbis, ocho en total, servirá para comprobar que la manida rivalidad no es precisamente una experiencia agradable.

Mala memoria

Si acudir a la capital guipuzcoana dejó hace tiempo de ser un plan atractivo para los aficionados rojiblancos, cansados de sufrir el recibimiento que la parroquia txuriurdin dispensa a su equipo y en ocasiones a quienes le acompañan, los más veteranos saben a ciencia cierta que el tono no será mucho más amable en El Sadar o en Mendizorrotza. En ambos estadios se ha cultivado una animadversión hacia todo lo que huela a Athletic, lo cual no deja de ser curioso. Los entornos de Osasuna y Alavés olvidaron muy rápido que en su momento el Athletic tuvo a bien echarles un cable cuando sus clubes atravesaban por coyunturas delicadas en el orden económico y deportivo. Dicha ayuda, que nunca fue correspondida, se diría que jamás existió, pues no impidió que se generase una corriente de opinión negativa que presumiblemente seguirá vigente y que convierte a la entidad bilbaina en una especie de enemigo al que interesa dejar claro que en absoluto es bienvenido.

En el apartado de los resultados deportivos, lógicamente toca esperar para comprobar cómo influye la elevada concentración de clubes vascos. Aparte de que la condición de recién ascendido, no se sabe por qué, suele elevar el índice de peligrosidad de los rivales del Athletic, las estadísticas dicen por ejemplo que Osasuna, sobre todo en su propio feudo, suele ser un contrario asequible. Sin una explicación racional que sustente esta realidad, el de por sí caldeado feudo navarro viene siendo un destino muy rentable para los rojiblancos. Hay campos que se dan mejor que otros y tampoco la sede del Alavés ha sido problemática para el Athletic, aunque transcurrida una década cualquiera se atreve a vaticinar que la inercia positiva vaya a persistir.