eL final de temporada se le está atragantando ligeramente al Bayern de Múnich. El campeón más precoz de la historia de la Bundesliga, certificó el título cuando restaban siete jornadas por disputarse, no está sabiendo medir bien los esfuerzos en el tramo final del campeonato germano y, en su afán por conquistar la Liga de Campeones por segundo año consecutivo, ya se ha llevado algún que otro susto. Más tormentosa está siendo la temporada para el Chelsea, aunque de la mano de José Mourinho, ídolo en Stamford Bridge, puede acabar como un cuento de hadas. Tras caer el sábado ante el colista, el Sunderland de Gustavo Poyet, los londinenses ya no dependen de sí mismos para conquistar la Premier League, que ahora más que nunca va tomando un color rojizo, el del Liverpool. Sin opciones en la Copa, la Champions puede ser una vía de escape para el Chelsea en una temporada que se entendía de transición. Ambos, alemanes e ingleses, disputarán entre mañana y pasado las semifinales de la Liga de Campeones, ante Real Madrid y Atlético, respectivamente, cuando su mejor momento parece haber pasado.

El técnico luso, al contrario que Guardiola, que no esconde que su equipo opta a todo -el Bayern, con la Liga ya ganada jugará la final de Copa frente al Borussia Dortmund-, ha adoptado un papel desconocido hasta ahora, asumiendo un cierto rol de inferioridad con respecto a sus rivales, especialmente en la Premier, donde no ha dudado en aceptar que la gran inversión realizada por el Manchester City le hacía candidato a todo, obviando que su equipo ha gastado entre el mercado de verano y el de invierno doce millones de euros más (128 millones del Chelsea por los 116 de los citizens).

Quien no ha tenido problemas de ese estilo ha sido el Bayern, cuyos directivos no han dudado en fichar para satisfacer las peticiones de Pep Guardiola. Sin embargo, el que por muchos es considerado como el mejor equipo de Europa del presente curso, especialmente por su superioridad en la Bundesliga, parece haber perdido la chispa que por momentos le hizo tan temible. Con la Liga sentenciada a su favor, los bávaros se han dejado ir. Tanto, que en las últimas cuatro jornadas han sufrido las dos primeras derrotas de la temporada, cedió un empate y el sábado logró un triste triunfo (0-2) ante el colista, el Eintracht Braunschweig.

crítica y autocrítica Especialmente dolorosa fue la forma en la que el Bayern cayó ante los de Jurgen Klopp la pasada semana. El Dortmund se impuso por 0-3 en la antesala de la final copera. "Evidentemente tenemos que subir el nivel. Hemos ganado la Liga hace mucho y nos ha hecho bajar un poco el ritmo, pero intentaremos recuperar nuestro nivel lo antes posible". Esa es la autocrítica que hace Guardiola, consciente de que su equipo no está pasando por su mejor momento.

José Mourinho, por su parte, tras caer ante el Sunderland, se quejó en tono irónico del colegiado: "Solo tengo cuatro cosas que decir. Felicidades a mis jugadores porque dieron lo que tienen y lo que no tienen. Felicidades al Sunderland, que ha ganado. Felicidades a Mike Dean (árbitro) por su fantástica actuación y felicidades a Mike Riley (jefe de árbitros ingleses) porque lo que ha hecho durante la temporada es fantástico para la forma en que se desarrolla el campeonato". Son las críticas del luso. Entre mañana y pasado, él y el catalán se juegan el ser o no ser en la Liga de Campeones.