Robben se redime y da el título al Bayern
El holandés logra al fin lucirse en un día clave participando en el primer gol y marcando el definitivo Los metas de ambos equipos protagonizaron la final alemana, vibrante y disputada sin concesiones
BORUSSIA DORTMUND: Weidenfeller, Subotic, Bender (Min. 90: Sahin), Gündogan, Lewandowski, Reus, Hummels, Blaszczykowski (Min. 90: Schieber), Grosskreutz, Piszczek, Schmelzer.
BAYERN MÚNICH: Neuer, Dante, Ribéry (Min. 90: Dias), Javi Martínez, Manzukic (Min. 90: Gómez), Robben, Boateng, Lahm, Müller, Alaba, Schweingsteiger.
Goles: 0-1: Min. 60: Mandzukic a pase de Robben. 1-1, Min. 68: Gündogan, de penalti cometido Dante sobre Reus . 1-2; Min. 88: Robben se lleva el balón tras un rebote, sortera a Hummels y bate a Weindenfeller.
Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonestó a Dante y Ribéry por tarte del Bayern) y a Groskreutz, del Borussia.
Incidencias: Final de la Liga de Campeones disputada en el estadio de Wembley de Londres ante 86.298 espectadores, según cifras oficiales.
bilbao. La vibrante final alemana deja un serial de consecuencias realmente extrañas. A saber: Javi Martínez gana un final al año de perder dos con el Athletic; a Jupp Heynckes le vuelven a despedir otra vez después de conquistar la Copa de Europa, pero a diferencia de lo que le sucedió en 1998 en el Real Madrid, en esta ocasión ha hecho al Bayern campeón de la Bundesliga pulverizando el récord de puntos, y además está en disposición de ganar la Copa alemana, cuya final disputará el próximo 1 de julio frente al Stuttgart. Es decir, que bajo su magisterio el club bávaro puede llegar al culmen de su abigarrada historia; pero no, deciden jubilarle contra su voluntad. Para adornar de guasa al asunto, en la próxima Supercopa de Europa estarán frente a frente Pep Guardiola, sucesor del exentrenador del Athletic en el Bayern, y su entrañable enemigo Jose Mourinho, que tras dejar al Real Madrid retorna al Chelsea, el reciente campeón de la Europa League. La efemérides le servirá al equipo alemán para tomarse cumplida venganza de la final del pasado año, que perdió contra pronóstico en su estadio del Alianz Arena precisamente ante el conjunto londinense.
La duelo alemán dirimido en Wembley ha servido sobre todo para rehabilitar al holandés Arjen Robben, un futbolista de primera fila que sin embargo se había labrado una bien ganada fama de pifiarla en los momentos culminantes; pero ayer tuvo un protagonismo evidente, pues anotó el gol de la victoria y participó en el primero, marcado por Manzukic a pase suyo.
Pese a la victoria del Bayern, que cumplió así su papel de favorito, el Borussia Dortmund se merece el reconocimiento pleno por el buen encuentro realizado, y lo mismo se debe decir de ambos porteros, Weindenfeller y Neuer, que evitaron con sus excelentes actuaciones un marcador abultado, consecuencia del vértigo que adquirió el partido desde sus inicios, huyendo de las especulaciones y el excesivo celo que suelen presidir este tipo de choques, donde está en juego el título más importante del mundo en lo que corresponde a clubes de fútbol.
El Borussia no añoró demasiado al lesionado Mario Götze, una de sus figuras que dentro de un mes se pasará al bando muniqués, y de paso que quitó de encima un problema. Salió a por todas, despojado de cualquier complejo de víctima, según anunciaban los pronósticos previos, y sembró el desconcierto en el Bayern, que perdió la inciativa, la pelota y el control.
Tanto fue así que los primeros cinco disparos a puerta fueron del Dortmund, en especial un tiro de Blaszczykowski que obligó a Neuer a realizar el paradón de la noche. Pero la primera llegada del conjunto bávaro también fue rotunda y un remate del croata Mario Mandzukic obligó a Neuer a lucirse para evitar lo que parecía otro gol cantado.
El Bayern tardó media hora en sacudirse la asfixiante presión a la que fue sometido por su contrincante, sobre todo a la salida del balón, lo que obligó a Javi Martínez a desplegar todo su talento y exprimir su físico para contener el descaro ofensivo de su rival. Sin embargo el vigoroso despliegue del Dortmund implicaba riesgos, como demostró Robben en dos mano a mano que tuvo con Weidenfeller. El primero la solventó saliendo a su carrera con decisión y rapidez tapando todos los huecos; en el segundo, el portero del Dortmund realizó un paradón con la cara, pues en pleno rostro recibió el balonazo del delantero holandés.
Equilibrada la balanza, el Bayern se aprovechó de la buena suerte (el balón que pega en un defensa y saca de sitio a otro zaguero y al portero) para batir a Weidenfeller hacia el minuto 60.
El gol golpeó el ánimo del Borussia, que entonces estuvo a merced de su rival. Pero con todo a favor, el defensa brasileño Dante pateó de forma tan absurda como descontrolada sobre el pecho de Reus dentro del área cometiendo un claro penalti y Gündogan no falló, estableciendo el 1-1 a los 68 minutos.
El partido entró en un vértigo que le hizo impredecible y acrecentó el mérito de los porteros. Pero cuando se intuía la prórroga un pelotazo largo de Boateng pilló a la zaga del Dortmund con el paso cambiado y descolocada, desconcierto que aprovechó Robben para infiltrarse hábilmente y sentenciar, devolviendo así al Bayern el reinado sobre el fútbol.