bilbao. La azarosa historia de la Eurocopa de 1984, que devolvió a una gran generación francesa lo que le había quitado en el Mundial de 1982, empezó unos meses antes. Concretamente, fue en vísperas de las navidades de 1983 cuando un gol de Señor culminó el milagro del 12-1 a Malta que clasificó a España para la fase final de Francia. De aquel torneo no se recuerda su alto nivel de juego, ni el gol de Maceda ante Alemania en el minuto 90 que metió al equipo de Miguel Muñoz en las semifinales, ni el último penalti en la tanda que marcó Manolo Sarabia ante Dinamarca para provocar el pase de España a la segunda final de su historia, ni el récord de nueve goles, con dos hat-tricks incluidos, de Michel Platini.
La Eurocopa de 1984 es la del fallo de Luis Miguel Arconada, ese instante en el que la crueldad del fútbol se posó sobre el excelente guardameta donostiarra cuyas prodigiosas actuaciones contribuyeron a llevar a la selección española a la final. Los de Muñoz habían dominado en la primera parte y merecido algún gol. No lo lograron y en el minuto 57 el ahora presidente de la UEFA lanzó una falta directa desde la frontal, aparentemente fácil de controlar por Arconada. Pero el inofensivo disparo le hizo un guiño fatal al portero de la Real y el balón se le coló manso por debajo del cuerpo para apenas cruzar la raya de gol.
Bellone anotó el segundo tanto de los galos en el minuto 90, aunque dio igual porque ese error de Arconada pasó a la historia del torneo y fue el preámbulo del título para aquel equipo de juego alegre y vertical que impulsaba el centro del campo que formaban Giresse, Tigana, Fernández y Platini. Francia recibió el premio que se le negó en los Mundiales anterior y posterior. "Me habría gustado marcar el gol de otra manera porque Arconada no se merecía eso", reconoció años después Platini. Las críticas se cebaron con el meta guipuzcoano, pese a su brillante torneo hasta ese día: "Pero el puesto de portero es para lo bueno y para lo malo y hay que asumirlo". Esa fue una de las ocasiones en que España no pudo con Francia en partido oficial, por culpa de un balón caprichoso y escurridizo.