Jon Txoperena, que está ante su primera aventura en el Lemona, acude diariamente a entrenar con el equipo desde Donostia, donde reside junto a su novia. "Venir a entrenar me cuesta 35 euros entre gasolina y peajes", reconoce el lateral. "Además, a eso le tengo que añadir el desgaste del vehículo", añade. El jugador cementero acepta la delicada situación con resignación: "Lo que antes hacíamos con mi sueldo y el de mi novia ahora tenemos que hacerlo solo con uno. Hay que pagar alquiler, coche y muchas cosas y es algo muy complicado".
Txoperena además, muestra su malestar por todo lo que les está sucediendo. "Es muy complicado vivir una situación así. Llega un momento en el que incluso te planteas el buscar un trabajo de mañana para poder tirar para adelante y poder hacer frente a todos los gastos", explica el lateral.