Tévez o la 'decepción del pueblo'

buenos aires. Basta que Carlos Tévez salga a la cancha para que la afición argentina brame. Luego, una carrera por una pelota imposible de alcanzar refrenda el ascendente del jugador del pueblo, el símbolo del fútbol de potrero, del ponerle huevos que a veces en la albiceleste gusta más que el fútbol en sí.

Que el delantero del Manchester City fallara el penalti decisivo el sábado en la eliminación de Argentina ante Uruguay hace que el trago sea (aún) más amargo para la hinchada. Leo Messi no funciona, un portero nacido en Buenos Aires es la estrella de Uruguay y ya ni siquiera Tévez es fiable.

Que errara el Apache es además un símbolo de la atribulada dirección de Sergio Batista al frente del equipo. El jugador se borró del amistoso ante Brasil en noviembre y Batista le bajó el pulgar. El seleccionador decidió no tener ni siquiera en el banquillo a un jugador que podría no aceptar la condición de suplente. Además, en el juego similar al Barcelona que quería imponer el técnico, Tévez, más de empuje que de toque, tenía poca cabida ante jugadores de pie más fino.

Pero el clamor popular y una reunión promovida por el máximo goleador de la Premier convencieron al técnico. De no jugar pasó a ser titular en los dos primeros partidos de la Copa América, con mal resultado personal como 11, por la izquierda, y colectivo. "Que me juzguen cuando juegue en mi puesto de 9, no ahora que lo hago en una posición que no es la mía", se quejó. Y falló el penalti decisivo.